Etoo, vacuna contra el 'virus FIFA'

liga bbva | valladolid 0 - barcelona 1

Etoo, vacuna contra el 'virus FIFA'

Etoo, vacuna contra el 'virus FIFA'

Un gol del Pichichi bastó al Barcelona para sumar un triunfo de oro ante un combativo Valladolid, que no se rindió nunca y que tuvo sus ocasiones en la segunda parte. Los de Guardiola no acertaron a sentenciar pero gestionaron bien el partido, con intensidad y mando, y salvaron una jornada importante que aparecía como una trampa en el calendario, incrustada entre los partidos internacionales y la ida de cuartos de la Champions.

La jornada era peliaguda, 'virus FIFA' y Champions mediante. Muchas cuentas, a base de calculadora o de pálpito, contaban con que el Barcelona perdiera puntos, dos al menos, en su visita a Zorrilla, un partido complicado ante un rival con el peligro de aquellos (pocos) que navegan en zona tibia, con calma y una hoja de ruta clara bajo el mando de Mendilibar, pero sobre todo por las circunstancias que emparedeban el duelo entre la semana de selecciones y su consiguiente zozobra y el partido de ida de cuartos de final ante el Bayern, goleado de forma inmisericorde por el Wolfsburgo antes de viajar al Camp Nou.

Así que con el histórico buque alemán por delante y los avatares pre Mundial por detrás (ya sean triunfos agónicos en Turquía o derrotas sonrojantes en Bolivia), el Barcelona retomaba la lucha contrarreloj por la Liga en un partido con riesgo de síntomas letárgicos: tarde primaveral, aire de vacaciones o prevacaciones de Semana Santa, estadio casi lleno y césped en perfecto estado... un entorno benévolo que sumaba como amenaza para un Barça que de aquí al final de la Liga debe evitar accidentes e imprevistos, un correcaminos que por mucho que corra siempre tiene detrás, cuando vuelve la vista, a ese insistente coyote llamado Real Madrid.

Pero el Barcelona se aplicó a la fórmula de Guardiola. Contra el cansancio, ilusión. Una terapia basada en entender que el calendario no es un castigo sino un premio, que su situación no es el purgatorio sino la situación ideal para un club grande: todos los frentes abiertos, toda la gloria al alcance. El 'virus FIFA' significó esta vez la suplencia de Alves, Henry y Messi y la titularidad de Pedrito. Pero el Barcelona compareció en Zorrilla con un once sumamente competitivo. Porque Iniesta o Puyol, fuera de la selección por problemas musculares, regresaban como refuerzos capitales en un equipo en el que se mantenían Piqué y Xavi a pesar de haber jugado los dos partidos ante Turquía.

A un once con buena pinta el Barça añadió la actitud correcta. No estuvo ramplón ni tuvo la lentitud espesa de sus peores partidos. Dominó desde el pitido inicial, movió el balón, presionó e igualó la intensidad del Valladolid, que corrió lo indecible para minimizar a Xavi e Iniesta ante un Barça muy parecido a sí mismo a pesar de que la banda derecha no era esa constante tortura para el rival que supone la asociación de Messi y Alves. Por allí, sin embargo, asomaron las buenas maneras de Pedrito: descaro, habilidad, implicación, profundidad.

De esta forma el Barcelona superó siempre el 75% de posesión y manejó el balón con el suficiente criterio para evitar contras, para cerrar cualquier vía de escape a un Valladolid que no rondó a Valdés en todo el primer tiempo. Lo máximo que consiguió fue equilibrar un poco las sensaciones y llevar el partido a su terreno, alejar al Barça de su área y lanzar hacia arriba la línea de presión de la mano de Borja. Así consiguió vivir algunos minutos plácidos más allá de un disparo de Iniesta que rozó la escuadra.

Pero el Barcelona, desde el control y la concentración, juega con la certeza de que llegará su ocasión. Sabe que siempre se filtrará un pase, que siempre habrá un desequilibrio, que si él hace todo bien es difícil que el rival no acabe haciendo algo mal, de puro desfondado, desbordado o ambas cosas. Y así, cuando el Valladolid ya boqueaba pidiendo el descanso y sintiendo que la jornada de trabajo marchaba sobre ruedas, llegó el premio a la paciencia bien entendida del Barcelona. Etoo combinó con Xavi y salvó a Asenjo con una perfecta vaselina que mandaba al Barcelona con ventaja al vestuario y que elevaba además a 26 su registro goleador en la presente temporada. Tres goles en dos partidos tras un pequeño bache en su camino hacia el Pichichi.

El Barcelona gestiona su ventaja

El 0-1 parecía un puerto de categoría especial para un Valladolid más cómodo mordiendo y defendiendo que creando juego. Sin embargo, la segunda parte no fue ni mucho menos un paseo para un Barcelona que se tuvo que remangar, trabajar y hasta sufrir para salvar tres puntos fundamentales. Algo que hubiera sido más fácil si hubiera acertado en unos vertiginosos primeros minutos de la reanudación; Etoo falló a bocajarro tras combinación venenosa de Pedrito y un Iniesta que también tuvo su ocasión para sentenciar. Pero el Valladolid, por pura necesidad o porque fue perdiendo un miedo excesivo que por momentos pareció menos una estrategia que un trauma por la goleada encajada en el Camp Nou, comenzó a estirarse y a generar peligro. Y a tener la pelota ante un Barça algo menos eficaz en la gestión defensiva y que contaba ya en el campo con Alves y Messi, que habían reemplazado a Pedrito y Sylvinho.

Con sangre nueva (Baraja, Ogbeche, Escudero) el equipo vallisoletano tuvo sus mejores minutos cerca del ecuador del segundo tiempo. Pero este Barcelona lleva en su recuperación después de su marchito febrero las constantes vitales de su relojería futbolística y también la regeneración de la estabilidad defensiva. Valdés apareció para anular un disparo blando de Aguirre y una internada de apareciencia letal de Escudero. Minutos después Alves robó el gol de la cabeza de Goitom, que mientras tuvo fuerzas creó problemas a base de movilidad, como Cannobio.

Pero esas ocasiones fueron más el canto del cisne de los de Mendilibar que el anuncio de una arrebato final. El Barcelona, menos fresco pero templado y mandón, cogió el balón de nuevo y sometió el partido mientras la energía pucelana entraba en reserva. El equipo de Guardiola pudo deshacer definitivamente el nudo de la trama en otra jugada de Iniesta (otro partido de muchos quilates para su currículum) y en disparo de Alves que Asenjo salvó y Etoo no pudo remachar.

Pero el Valladolid ya había quemado sus naves y vivía en un alambre, colgado del 0-1 y de la posibilidad aislada del gol del empate. No llegó. El Barcelona puso el balón en los pies de Xavi, de Busquets, de Iniesta, de un inagotable Keita... en su debe queda el no haber machacado el partido. Pero pesa más lo positivo: un triunfo trabajado y justo, sin algunos de sus principales estiletes y ante un rival difícil. Ni ataque del 'virus FIFA' ni despite pre Champions. Una lectura fácil diría que el Valladolid no tiene gol y que el Barça tiene a Etoo, que amarró los tres puntos, pero hubo más; hubo un Barcelona muy serio que supo jugar para descontar una jornada más a la carrera. Una trampa menos, quedan nueve.