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Liga BBVA | Mallorca 2 - Atlético de Madrid 0

Aduriz pincha el globo atlético

Infame partido con un Atleti patético y sin intensidad. El Mallorca marcó pronto y aguantó bien. Castro sentenció en el 90' Puntos de oro para los locales.

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<B>LA PUNTILLA LOCAL. </b>Leo Franco se tira para intentar parar a Gonzalo Castro en el último minuto, pero no llegó y el futbolista bermellón sentenciaría el encuentro.
LA PUNTILLA LOCAL. Leo Franco se tira para intentar parar a Gonzalo Castro en el último minuto, pero no llegó y el futbolista bermellón sentenciaría el encuentro.

Me disculpo de antemano porque al dantesco espectáculo que dieron Mallorca y, sobre todo, Atleti no le dotaría de una pizca de belleza con sus palabras ni un gran poeta. Yo mucho menos. ¡Qué horror! Al aficionado bermellón, que comenzó el partido con el agua al cuello y en zona de descenso, le sobran los motivos para hacer de este espanto una fiesta, los tres puntos no son de oro, son de diamante tallado. Pero al rojiblanco se le amontonan sospechas, dudas, inquietud, indignación e incomprensión. Una semana después de su mejor partido del curso, ante el Villarreal, su equipo fue un deshecho.

La debacle de los de Abel se vio venir desde el inicio: allí no corría nadie, calma chicha, como si fuera un amistoso. El Mallorca, por contra, atacaba con la determinación del desesperado y su presión sacó los colores a un Atleti en el que naufragaron Camacho y Raúl García, superados en todo momento por Cléber Santana. Sí, en serio. Además, la decisión de Alemany de pagar la cláusula de 120.000 euros para que jugase Jurado envió un mensaje inspirador a todo su equipo: a por ellos, nos jugamos la vida.

Como ven les habló de actitudes e intenciones, porque de fútbol nada de nada. Dos detallitos de Jurado y Simao hicieron soñar con un futuro mejor, pero ambos acabaron siendo engullidos por la mediocridad general. Forlán lo intentaba todo, pero no le salía nada y Kun se desesperaba viendo el balón siempre tan lejos que pensaba que era una canica. De remate, para contribuir al desconcierto, entró Seitaridis, que lograría más tarde superar de nuevo sus propios límites de comicidad cuando sacó de banda (sí, sí, con las manos) y no logró que el balón entrara en el campo. Siempre se puede contar con él.

Entre imprecisión e imprecisión. el Atleti tiró un fuera de juego con la precisión que le caracteriza, entre poca y ninguna, y Arango habilitó a Aduriz para que marcara uno de los goles más sencillos de su vida, con la pelota botando y Leo Franco a media salida. Y esta vez el Atleti no reaccionó al gol contrario como ante Barça y Villarreal, ni un atisbo de ese equipo veloz e incisivo del que ha presumido Abel en la etapa reina. Se intuye que sin la sobreexcitación de enfrentarse a un gran rival, el equipo no ha cambiado tanto.

Pese a todo, Agüero tuvo dos claras, pero falló. No era su día. En la primera, pifió un cabezazo franco y, en la segunda, dudó entre rematar con potencia o picarla y acabó por disparar sin ningún peligro. Por si faltaba algo, Heitinga se dio un golpe terrible en la sien con David Navarro y se fue en ambulancia y conmocionado, aunque parece que todo se queda en un susto.

Y contra toda lógica, la segunda parte fue peor que la primera. El Mallorca reculó sin disimulo y le regaló la pelota al Atleti, sabiendo que tenía tanta idea de utilizarla como yo un trombón. Yo soplo y ellos le dan patadas, pero ni yo hago música ni ellos fútbol. Ambos hacemos un ruido horrible. Fue una sucesión de inverosímiles errores con dos excepciones: una jugada de picardía local, que acabó en un gol mal anulado a Arango, y una aparición de Forlán que Maxi estrelló en el larguero. El resto apunto estuvo de llevarme a una locura como la de Brando en Apocalypse Now: el horror, el horror...

La puntilla.

Todo era caos. Sinama de lateral, Maxi disfrazándose de mediocentro y alejándose de donde es peligroso, Banega viendo compañeros una y otra vez donde sólo había vacío, Forlán corriendo mucho para no llegar a ningún sitio, Agüero secado por Nunes... Así. el Mallorca esperaba en su área, pero esperaba a Godot: nunca llegó nadie. Y ya en el último suspiro, sentenció el partido con una contra de libro entre Cleber Santana, Aduriz y el Chori Castro, que superó a Leo Franco y marcó a placer.

Ganó quien más lo quiso, quien más lo necesitaba. El Mallorca enlaza siete partidos sin perder y, aunque le queda mucho por remar, ha superado una tempestad. Pero el Atleti... Su imagen sale muy tocada, por actitud más que por aptitud. Si no demuestra que se motiva también contra los rivales más humildes, el calendario teóricamente favorable será su tumba.