Koikili Lertxundi ha hecho ya lo más difícil en el fútbol. Escapó con 26 años de la Segunda B, del Sestao River, y gracias al empecinamiento del entrenador del Bilbao Athletic, Kike Liñero, se alistó en Lezama para jugar con el filial. Sin embargo, Caparrós se quedó prendado de su agresividad y físico, y le alineó en 27 partidos de Liga.

El cuento de hadas de este ex luchador de grecorromana pareció estropearse este verano con el fichaje de Balenziaga. El técnico apostó por el joven ex realista y no recurrió a Koikili hasta la jornada 14, en Santander, por una gastroenteritis del internacional Sub-21. Pasó con notable el examen de Munitis. De nada le sirvió, ya que no regresó al once hasta el Calderón, un mes después, por las cinco amarillas de Balenziaga. Soltó un partidazo con gol incluido desde fuera del área y a Caparrós no le quedó otra que mantenerle. Vuelve a ser indiscutible gracias a su eficacia en el marcaje.

Puede hablar de ello el sevillista Jesús Navas, que quedó reducido a la mínima expresión en la semifinal de Copa. De seguido, le tocó Leo Messi horas después de que Guardiola pidiese protección para él. Le defendió correctamente y con una sola falta. Hoy quizás se enfrente a Robben, otro zurdo como el azulgrana que juega a pierna cambiada. El holandés no tendrá sencillo el eslalon hacia puerta, ya que el pequeño lateral se mueve bien en el cuerpo a cuerpo y tendrá las ayudas en la cobertura de Amorebieta.