El Málaga se acostó anoche quinto, en zona UEFA y divisando la Champions en el horizonte, casi nada al aparato. El equipo de Tapia impuso su mayor empaque con dos goles en el primer tiempo y resistió en el segundo cuando se quedó con diez por expulsión de Cuadrado en el 73'. Pero su mayor mérito fue no perder nunca la compostura, lo que no puede decirse ni del árbitro (un desastre) ni de un Getafe al borde de un ataque de nervios e incapaz de salir de la dinámica perdedora en la que se ha metido. No suele perder los nervios Ángel Torres, que confirmó en el Plus a Víctor Muñoz, aunque la situación ya es de alerta roja.
El Geta jugaba en la frontera, en ese límite que separa la tierra firme de la pantanosa. Por eso se volcaron las peñas, Víctor tiró de Belenguer y se confiaba, en fin, en los goles de Soldado o la jerarquía de Casquero en el medio campo. Pero...
Pero el Getafe equivocó el camino y pasó de circular el juego sin fluidez, sin toque y sólo con arreones, a meterse en un choque áspero, duro, barriobajero tras el gol inicial del Málaga y desquiciado por las torpezas de un árbitro infumable. La secuencia la inició Duda, que le dio la noche a Cortés, con una rosca a media altura, un flan que se comió Eliseu sin que Licht lo oliera. A partir de ahí, el Coliseum se convirtió en la sala de espera de un psiquiátrico.
La guerra.
No fue sólo cosa del árbitro, uno de esos incompetentes de la lista de Sánchez Arminio, que mostró poca flexibilidad al no permitir que Uche entrase al campo cuando apenas había salido un par de segundos para cambiarse el calzón. El Geta se desquició, de ahí salieron amarillas y piques personales como el de Licht con Eli (el lateral debió ver la roja por un codazo sin balón) o el teatral de Belenguer con Salva. Todo muy mal, porque por ahí se coló el gol de Baha.
Salió el Getafe a olvidarse de asuntos colaterales y creó ocasiones, pero no está fino. Víctor metió a Contra, Albín y Kepa, pero del Málaga sólo necesitó psicólogo Cuadrado, que pudo estropear la fiesta. Porque ya es un guateque para el Málaga y un drama para el Geta. Y en los dos sitios (en la fiesta y en la tragedia) se coló un patoso de negro.
El detalle. Lío inicial por la vestimenta
Álvarez Izquierdo montó un 'show' por el color de las equipaciones del Málaga que podían confundirse con la azulona del Geta, mantuvo un pique con Fernando Sanz y todo para que al final aceptara una mezcla: el Geta de rojo y el Málaga con camiseta morada y pantalón y medias blancas.
