El inesperado triunfo del Sporting en el Reyno de Navarra mantiene al Athletic con seis puntos de margen sobre el descenso. Este marcador es una buena noticia para los intereses rojiblancos, pues pese a su revés en Barcelona, Osasuna continúa siendo la referencia con 25 puntos. De haber prolongado ayer su racha el conjunto que dirige José Antonio Camacho (no había perdido en toda la segunda vuelta), la frontera del descenso se hubiese acercado a los cuatro puntos y la hubiera marcado el Sporting con 27.

El Athletic sigue en la mitad de la clasificación con 31 puntos, mientras muy cerca se apelotonan varios equipos con 30 ó 28. Es obvio que los de Caparrós han cedido terreno respecto a la cola, lo vienen haciendo en las últimas semanas, pero aún conservan un colchón. Lo malo es que se enfrentan al Real Madrid y al Villarreal en las próximas jornadas. La conveniencia de espabilar cuanto antes y volver a sumar empieza a pesar lo suyo.

El primer tramo de la segunda vuelta de la Liga está adquiriendo un parecido muy peligroso con lo que sucedió en el comienzo del campeonato, allá por los meses de septiembre y octubre. De hecho, el equipo ha sumado en las siete primeras jornadas de cada una de las dos vueltas idéntico número de puntos: cinco sobre veintiuno. Un registro muy pobre, huelga decir que de los peores de la categoría.

No puede obviarse que ahora el Athletic ha tenido que compaginar la Liga con la Copa, una circunstancia que no se daba en otoño. Es evidente que Caparrós ha cargado la mano en el torneo del K.O. y ello ha repercutido en la trayectoria liguera. Ante la posibilidad, felizmente consumada, de obtener un billete para la final, el equipo no sólo ha echado el resto en las rondas de cuartos (con el Sporting) y semifinales (con el Sevilla), sino que ha descuidado, por emplear un término suave, algunos compromisos de Liga.

El Athletic empleó alineaciones de circunstancias, exentas de la debida coordinación al estar plagadas de jugadores con escaso o nulo rodaje en la competición, frente a Almería y Sevilla. El saldo de esta apuesta fueron dos derrotas, que se sumarían a otras dos, ante Valladolid y Barcelona, en las que asimismo se dejó sentir el influjo del esfuerzo desplegado en la otra competición.

No puede considerarse como casual que los reveses en el Nuevo José Zorrilla y en el Camp Nou ocurrieran justo a continuación de los cruces de semifinales con el Sevilla.

Cuatro derrotas, dos empates (Recreativo y Getafe) y un triunfo (Málaga) que suman cinco puntos. El bajón experimentado en Liga a la fuerza obtiene un reflejo en la tabla, que es el ya apuntado. Vuelve a ser precisa una reacción rápida a fin de evitar agobios.

La gran racha. Algo similar a lo que sucedió a finales de 2008. Mediado noviembre, después de un mes ocupando posición de descenso, el Athletic inició una escalada imparable. Así, enlazó siete jornadas de Liga sin conocer la derrota, una racha a la que agregó otros tres encuentros de Copa en los que tampoco perdió. En total fueron diez partidos consecutivos sin hincar la rodilla ante nadie.

El estado de gracia le permitió acceder a los cuartos de final en la Copa tras apear a Osasuna, pero más espectacular fue el salto que supuso para el equipo en la clasificación de Primera. Como resultado de sumar diecisiete puntos de veintiuno posibles, el Athletic pasó de ocupar la antepenúltima posición a instalarse en el confortable noveno puesto.

Merced a la reacción protagonizada incrementó su casillero de manera muy importante. En el arranque de la citada racha estaba con nueve puntos y a la conclusión de la misma, figuraba con 26. Esta cifra le servía para abrir un abismo con la zona fría. Así, coincidiendo con el final de la primera vuelta del campeonato, los rojiblancos poseían un colchón de once puntos sobre el Espanyol, que en ese instante marcaba la frontera del descenso con 15. Mallorca (14) y Osasuna (13) cerraban la tabla.