Organización minuciosa, automatismo y presión

Real Madrid - Liverpool | Faltan dos días (Capítulo VI: así juega)

Organización minuciosa, automatismo y presión

Organización minuciosa, automatismo y presión

alberto iranzo

Es un equipo de autor. Hecho a la imagen y semejanza de su técnico. El Liverpool que mañana pisará el Bernabéu tiene grabados a fuego todos los conceptos futbolísticos que siempre ha defendido Rafa Benítez. Desde una defensa sólida busca el ataque con múltiples alternativas.

Es curioso como en un equipo donde priva el interés colectivo, el juego de conjunto, el espíritu grupal, la organización táctica y el automatismo de muchos movimientos y jugadas de ataque y defensa trabajados hasta la extenuación... pueda tener tanta trascendencia la presencia o no de un solo futbolista, pero es así. Hay un Liverpool con Gerrard y un Liverpool sin Gerrard, y la diferencia se mide por su calidad individual, capaz en la misma jugada de, en cuestión de segundos, sacar el balón jugado con sutileza de su área y rematarlo con estridencia en la contraria.

Trabajo-trabajo.

Por encima de cualquier otra virtud, el Liverpool de Benítez es un equipo extremadamente trabajado en todas las facetas del juego. Los futbolistas podrían redactar una tesis sobre sus obligaciones sobre el terreno de juego, tanto a nivel individual como colectivo. Son autómatas... con libertad para improvisar en determinadas zonas del campo si su calidad se lo permite. También el rival condiciona en algunas ocasiones, las menos, la formación y la táctica. Benítez, en este sentido, considera que el fin justifica los medios. Y por eso, por ejemplo, no le importó en marzo de 2007, en la eliminatoria contra el Barcelona, pasar a Arbeloa a la banda izquierda para frenar a Messi. Le anuló en el Camp Nou y en Anfield. El Liverpool pasó la eliminatoria y continuó su camino triunfal hacia la final y Arbeloa, que llevaba dos meses en el club, comenzó a considerarse uno más de ese grupo. Si Agger no se hubiera lesionado, ésta podría haber sido incluso una alternativa para frenar a Robben.

Estamos ante un once muy organizado, donde nadie se esconde y sabe en cada momento lo que tiene que hacer: presionar como posesos, replegarse en bloque, cargar más el juego por la izquierda, por la derecha. Defensivamente es muy difícil crearle ocasiones. En Anfield su juego es más combinativo, ataca más en bloque. Fuera, busca más los balones largos, las acciones de contragolpe. Xabi Alonso es el dueño del juego interior y el mejor aliado de Gerrard, que a su vez se convierte en el mejor socio de Torres.

Siete en zona y tres al rechace

En las faltas laterales en contra hay una pequeña variación respecto a los córners. Se colocan seis o siete jugadores en fila, uno detrás del otro, a la altura del punto de penalti y deja dos o tres libres para el rechace casi en la frontal. Las faltas laterales en ataque las saca Gerrard como si fueran córners. Las frontales, Gerrard o Fabio Aurelio.

Cuatro en zona tres al hombre

Defensa mixta. Riera, por su envergadura, se pone a la corta, vigilando el poste más cercano al lanzamiento. Los dos laterales y los dos centrales se colocan en zona, casi en fila, Gerrard, Kuyt y Xabi Alonso marcan prácticamente al hombre a los tres rivales que mejor van de cabeza. Mascherano y Torres, en la frontal.

Ocho o nueve por detrás del balón

Es muy difícil pillar desorganizado al Liverpool. Si pierden el balón muy arriba, presionan inmediatamente para recuperarlo. Si tienen tiempo para replegarse lo hacen muy rápido y no les importa acumular hasta ocho o nueve jugadores por detrás del balón, pero siempre con las líneas muy juntas y la defensa lo más adelantada posible.

Gerrard desde los dos rincones

Desde la derecha, busca el punto de penalti. Desde la izquierda, más cerrado, el área pequeña, donde en ambos casos se coloca Riera. Kuyt, Skrtel y Torres buscan el remate cerca del punto de penalti. Carragher entra desde más atrás. Xabi Alonso y Fabio Aurelio, en la frontal del área. Mascherano y Arbeloa, cierran atrás.

Abre mucho el campo y percute

Cuando tiene la posesión del balón y, sobre todo, en Anfield, el Liverpool despliega todo su potencial ofensivo e incorpora al ataque entre seis y siete jugadores. Abre bien el campo con los dos laterales doblando por fuera y busca la sorpresa por el interior, donde Kuyt, Gerrard y Torres llegan al área con facilidad para buscar posición de remate.