La victoria del Rayo en su enfrentamiento con el Sevilla Atlético, unida a las derrotas del Zaragoza en Elche y del Castellón en Albacete, sitúan al equipo vallecano en la zona de ascenso. El triunfo del conjunto madrileño, sin embargo, fue sufrido, porque pasó de un comienzo prometedor a quedarse sin ideas en cuanto se puso por delante en el marcador.

Pachón, en el minuto dos; Coke, en el nueve, y Aganzo, en el once, fueron anunciando lo que Jofre sí consiguió en el catorce. El interior izquierdo se infiltró por su banda, desbordó a su marcador, entró en el área, levantó la cabeza y vio que el pase a Pachón, que venía lanzado, era complicado al interponerse un central en la línea de pase y optó por tirar a puerta ante esa situación y el amago que hizo Ruyales de adelantarse un paso intuyendo un centro. El hueco entre meta y poste fue el que aprovechó Jofre para marcar.

Cambio

La paradoja es que ahí se acabó el Rayo. El equipo vallecano replegó velas en lugar de poner velocidad de crucero para sentenciar el encuentro. Lo que hizo fue jugar al borde del precipicio. El Sevilla Atlético se encontró entonces con espacios y pasó a controlar el centro del campo. Gallardo y, sobre todo, Fali pudieron nivelar la contienda. El primero mandó fuera un remate de cabeza y el segundo se topó con Cobeño, que le ganó el uno contra uno.

La segunda parte, el dominio del cuadro sevillano quedó aún más patente. Su problema es que un equipo demasiado tierno, que no encontró el lugar por el que crear peligro.