¡Sí: Dios existe y es perico!

Liga BBVA | Barcelona 1 - Espanyol 2

¡Sí: Dios existe y es perico!

¡Sí: Dios existe y es perico!

Dos golazos de De la Peña derrumban el Camp Nou. El Barça sólo recortó por medio de Touré. Keita fue expulsado y Guardiola cambió a Etoo con 1-2

Escribió mi amigo Iñako Díaz Guerra después del Atleti-Getafe este párrafo: "Nos gusta creer en milagros porque son más alentadores que la cruda realidad y un camino más corto hacia cualquier éxito que el aburrido trabajo. Sólo tienen un problema: no existen". Lamento contradecirte, monstruo: ¡vaya si existen! Y como existen, Dios también. ¡Cese esa campaña en los autobuses defendiendo lo contrario! Existen los dos, Dios y los milagros, amigo. Y son pericos.

Decíamos ayer que todo estaba a favor del Barça, que sólo la magia del fútbol nos animaba a abrir una rendija a un triunfo españolista. Ya saben: se enfrentaban el equipo que menos había perdido en la Liga y el que más lo había hecho. Y en el Camp Nou. Y volvía Messi. Dijimos que era enfrentarse a King Kong con un cuchillo de postre y que lo llevaba Tamudo. Fallamos. Lo llevaba escondido en su calva celestial Iván De la Peña. Que el Espanyol ganara sería un milagro. Pues bueno: ganó. Y milagros hubo a patadas.

A por ellos, ¡oé! Primer milagro: Pochettino le dio una lección a Guardiola. Planteó un partido serio, duro: un derbi. Y desenchufó al Barça desde el pitido inicial. Segundo milagro: el Espanyol tocaba y el Barça se aturullaba. Un cabezazo alto de Henry fue su mejor ocasión en la primera parte, corría el minuto 13. Tercer milagro: la defensa del Espanyol parecía la de la Italia de Gentile: ni un error, pura concentración, enorme Sergio Sánchez. Cuarto milagro: a los 37 minutos el árbitro expulsó a uno del Barça, corre un gran riesgo de que lo metan en la nevera. Fue Keita. Más lo merecieron después Touré y Busquets, es verdad.

Quinto milagro: tras llegarse con empate al descanso y mucha bronca, pues al Barça lo rascaban como hace él por primera vez en lo que va de Liga, el Espanyol salió a por el partido. Sexto milagro: ¡vio puerta! Séptimo milagro: en el primer gol, Nené se sintió Garrincha y al pobre Piqué, al que le encantaría ver al Espanyol en Segunda, le debe doler todavía la espalda de tanto recorte. Su jugadón, octavo milagro, lo remató De la Peña en posición de ariete y con la cabeza. Noveno milagro: hacía cuatro años que el Pelado no marcaba... y al ratito, décimo milagro, lo hizo después. Valdés le dio la asistencia de la jornada y le clavó una vaselina que si Nené fue Garrincha, Iván fue Pelé.

Tanto milagro dio después paso a una serie de pifias del Barça, que en la segunda parte sólo acertó con el gol de Touré. No contento con quitar a Henry en el descanso, Guardiola hizo lo propio con Etoo palmando: el máximo goleador de Europa se fue al banquillo. Ahí pudo haber (vamos, casi lo aseguraría) algo también sobrenatural: el abuelo perico del técnico barcelonista, que está en los cielos, le mandó ese mensaje... y el nieto lo cumplió a rajatabla.

Ahí, sin la amenaza de Etoo y con uno más, se acabaron los milagros: lo que pasó fue del todo terrenal. El Espanyol tuvo la cabeza fría y tocó y tocó buscando el tercero, pero sobre todo no perder tontamente la pelota. Lo logró y ganó. El Barça fue un quiero y no puedo tremendo, nunca visto esta temporada. ¿Se le está bajando la persiana ahora que llega la hora de la verdad? Habrá que verlo. Pero que ni Messi la rascara y Alves centrara como lo hacía Bogarde, ¡uhmmm! El Espanyol fue el mejor del año, claro. Y volvió a ganar, 111 días después. En el Camp Nou. Ríndete, Iñako: los milagros existen.

Como en el 82. Total, que 27 años después, el Espanyol volvió a ganar en feudo azulgrana. Entonces lo hizo con goles de Lauridsen, Urbano y Murúa, y Alexanco para el Barça. Que era líder y destacado y acabó cediendo el título a la Real Sociedad. Más ¡uhmmm!

La tarde culé empezó mal, con el KO en la Copa de baloncesto a manos del TAU y acabó peor, con esta derrota que no fue casual y dejará huellas, seguro. El ¡a Segunda, a Segunda! quedó para mejor ocasión, cuando llegó al Camp Nou un viento helado. Un dato explica que ya dejó huella: el sexto gol del Madrid no se anunció en el marcador del estadio. Pues eso.