Empate y berrinche

Atlético 1 - Getafe 1 | La contracrónica

Empate y berrinche

Empate y berrinche

Partido grande en el Calderón a mayor gloria de un Geta valiente y ambicioso, que fue a por el partido desde el arranque y que encontró su premio al final. Pero convendría revisar la asignatura de los penaltis: cuatro fallados son un pecado.

Los penaltis irritan al jefe. Buen partido del Geta, bien sudado en el Calderón, pero la maldición de los penaltis empieza a ser como el concurso aquel del 1-2-3... A ver, han sido cuatro penas máximas echadas al cubo de la basura, cuatro respuestas desacertadas, siete puntos perdidos. El análisis es aritmético y hasta lógico. Albín falló en la segunda jornada ante el Betis y el partido acabó 0-0 (ahí ya se dejaron dos); Granero en la undécima con 0-0 ante el Sevilla, que acabó ganando 0-2 en el Coliseum (sumemos tres); y Soldado hizo héroe a Ricardo con el 2-2 en el campo del Betis (así acabó, añadamos otros dos). Si damos por bueno el punto de Albín tras desperdiciar su segunda pena máxima (¡la orden era para Casquero!), lo dejamos en siete puntos perdidos y eso supone o quedar en zona de nadie con avisos de riesgo o pelear por la UEFA. El agujero negro hay que cerrarlo: el jefe decide. O eso o más berrinches como el de ayer y ya con amenaza de infarto, Víctor. ¿Multa al uruguayo o se le perdona por su golito redentor?

El espectáculo. Tanto se ha castigado a Víctor en el Coliseum con el famoso ¡vete ya!, el espectáculo y el caviar, que ahora todo el mundo parece obsesionado en demostrar que también hay tiqui-taca azulón, no sólo con Laudrup, o con Schuster... Pero había que estar atentos a los números: el Geta tenía hasta anoche 26 puntos, sólo cinco por encima de terreno pantanoso. Ahora queda el 12º y ya está a seis mirando hacia abajo. Hay plantilla, hay equipo y se ve, está pasando, lo estamos viendo, pero de perder hubiese aparecido el cagómetro cuando eso es cosa habitual en Can Barça cada vez que el Madrid viene arreando por detrás. La peña azulona se llevó un buen susto. A ver si con los años me he vuelto amarrete...

Casquero, ese jefe. No despachó su partido más brillante, pero el talaverano tiene poso, cuajo de futbolista grande, y supo echarse el equipo a sus espaldas en el segundo tiempo: mantuvo el tipo en el medio campo, hizo las faltas tácticas (y las otras) que necesitaba el guión en cada escena, provocó el penalti y de su chilena salió el bombón para la redención del uruguayo. Le faltó tirar el penalti...

Pecado (grave) de juventud. Ese balón colgado por Seitaridis es de los que suelen pillar a los centrales basculando hacia uno u otro de los dos arietes rivales (Cata y Mario tenían ahí en el punto de mira al Kun), lo que obliga al medio centro que les protege a estar atento a la pantalla. Y Polanski se dejó ganar la espalda por Forlán. Polanski es joven con futuro y es el capitán de la Sub 21 alemana, pero ahí dudó, pecó de inexperiencia. Y hay partidos en los que la madurez (Celestini) da un plus. Lo vio Víctor, sacó al suizo y ya hubo más cuajo.

Jacobo responde. La otra maldición de estos años, salvo el espectacular primer curso del Pato, ha sido la de los porteros. Jacobo venía de un error ante el Espanyol con el pie que costó un gol y el empate (otros tres puntos al agujero) y ayer sus pies y sus manos fueron mano de santo frente al Kun y Maxi, casi nada al aparato. Aquí hay portero.

Mejor con los grandes. Curioso el caso de este Geta que va a más y tácticamente irreprochable (líneas agrupadas en 30 metros, presión arriba y en medio campo con ayudas, llegadas interiores y también por bandas abiertas, todo de manual), pero del que parece evidente que se aplica con más intensidad ante los grandes. Y conviene apretar los dientes siempre. Para dejar de una vez esa tierra de nadie...