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España 2 - Inglaterra 0 | La contracrónica

Lo primero es España

España ha tumbado en un solo año a Francia, Italia, Rusia, Alemania e Inglaterra. Nadie tiene más. La Selección se ha ganado el respeto del mundo entero con un fútbol de otra dimensión. Ni Capello si sus argucias frenaron a La Roja...

Actualizado a
España e Inglaterra.

Telmo Llorente. Este sueño lo inició Telmo Zarra hace casi sesenta años y anoche le puso el broche de oro otro hijo de San Mamés, Fernando Llorente Torres (el apellido de su madre demuestra su raza de '9'), un pamplonés que parece Robert Redford con esmoquin pero que lleva tiempo avisándonos de que tenemos un delantero centro con estampa y pegada hasta el 2018. Su testarazo puso en pie a Sevilla entera y a esos emigrantes que bramaban pasadas las diez de la noche al no dar en directo el partido el canal internacional de TVE. Hace no tanto, un amistoso de La Roja interesaba menos que un encuentro de dobles del Torneo de Rotterdam. Ahora, cada vez que juega nuestra Selección se detienen hasta los semáforos para dar luz verde al buen gusto y al fútbol elevado a asignatura universitaria. Capello entendió anoche en el Sánchez Pizjuán la diferencia entre el juego directo y el juego en directo. Ver a España da sentido a los que viven por y para el fútbol. Del Bosque ha prolongado el estado de felicidad con su espléndido talante. Ha logrado que Llorente ya sea uno más de la pandilla. Como dice orgulloso mi Raúl del alma: "Lo primero es España".

Fabio, ya te vale. Los ingleses eran en su día los ogros de Trafalgar y de Gibraltar. Nos parecían unos tipos arrogantes que lo mismo inventaban el fútbol que daban la vuelta al mundo en 80 días. Se les veía más altos, más listos, más esbeltos, más ganadores. Pero desde hace dos años todo ha cambiado. El resultadismo de Calamity Capello se fue a hacer gárgaras en cuanto que se topó con la Armada Invencible. Además, el italiano nos echó un cable dejando de salida en el banquillo a Beckham (jugó con el 17, ¡qué afrenta!), lo que confirma mi teoría de que al lord inglés lo alejaron del Bernabéu tanto los caprichos de Vicky (no he vuelto a ver una película de Tom Cruise como venganza) como el empeño tozudo de Capello en alejarle de la hierba, donde David muestra todo su esplendor. El mejor fútbol de los pross salió de sus botas biónicas, pero ya era tarde...

Sevilla y olé. Sevilla y el Bernabéu deberían ser designadas como sedes fijas del equipo nacional. Dos plazas donde huele a fútbol y a orgullo patrio. Esta ciudad no se veía así desde la final de la Copa Davis con los paisanos de Obama. Hicieron la ola, cantaron el olé y llevaron en volandas a un equipo que se tomó el bolo como la semifinal de un Mundial. Villa, con una maniobra digna de Romario, y Llorente prolongaron una racha sin parangón. Casi treinta partidos (29), 26 victorias, tres empates, cero derrotas. 56 goles a favor, sólo 10 en contra. Bestial. Nuestros hijos jamás nos han preguntado, "¿papá, por qué somos de La Roja?". Hasta el gran Robinson (me he guardado tu artículo, amigo Michael), está entregado a esta fiebre roja y gualda que ha hechizado a los críticos de todo el planeta. ¡Jugones!

Pasión turca. Los retos no se agotan cuando uno está de dulce. En mes y medio tenemos el doble duelo con los turcos. Que pida Del Bosque informes a Luis Aragonés. No me fío de los primos de Nihat. Pero, para qué engañarnos, se nos ve tan lustrosos que parece imposible imaginar un traspié con nadie. ¡Ni la Argentina de Messi podría ahora con los nuestros!

Thank's Spain. La España Mecánica existe y no es un sueño. Que nadie nos despierte hasta después de Suráfrica. La historia nos debe un Mundial. Se admiten apuestas...