Los pocos aficionados racinguistas que aguantaban ayer a pie firme las inclemencias meteorológicas en La Albericia se llevaron un susto considerable en mitad de la sesión: Nikola Zigic abandonó, cojeando notablemente, el campo número uno.

La realidad es que la presencia del gigantón serbio en el equipo inicial de esta noche en el Santiago Bernabéu no corre ningún peligro. Zigic padece desde hace tres semanas los dolores propios de una uña a medio caérsele. No sólo los galenos del club sino también un podólogo están tratando ese problema en el dedo gordo de su pie derecho y han recomendado paciencia. No es grave pero sí muy molesto, sobre todo, si como pasó ayer en mitad de un partidillo, alguien le pisa o se produce un apoyo en malas condiciones.

De esta manera, Muñiz podrá contar con su futbolista más desequilibrante de las últimas jornadas. Zigic ha visto puerta en cuatro de los últimos cinco partidos que ha disputado y sus goles, excepto ante el Barça, han ayudado a su equipo a conseguir puntos vitales.

El impacto del juego de Zigic en el Racing ha sido, por segunda vez, tremendo. Su ausencia, más aun en una jornada en la que es baja por sanción Pedro Munitis, el otro gran referente cántabro, hubiera alterado completamente los planes de López Muñiz.

Por lo visto esta semana, el enfrentamiento de esta noche con el Real Madrid será la primera ocasión en la que el serbio comparta delantera con Memé Tchité, ya recuperado de su lesión. Un tándem que une velocidad y corpulencia.

Duro.

De todos modos, Zigic ha demostrado ya en el Racing que no es un futbolista al que el dolor eche para atrás. Vistiendo la camiseta verdiblanca le fracturaron los huesos propios de la nariz, en una ocasión, y el pómulo en otra. En ambas oportunidades el vojvodino acabó el partido antes de partir hacia el hospital.