La Real Sociedad ha tomado el oxígeno necesario para sobreponerse a las adversas circunstancias de toda índole que afectan al club, tras lograr un sufrido, aunque merecido, triunfo ante el Huesca con un gol mayúsculo de Castillo.

Un cruce de Mikel González en los minutos iniciales evitó una clara ocasión de gol del conjunto visitante a cargo del capitán Roberto, que había cogido la espalda de Gerardo y se escapaba solo hacia la portería de Bravo.

Los donostiarras, después de otra dura semana de polémica extradeportiva, quisieron agradar al poco público que acudió a Anoeta y disputaron unos primeros 45 minutos interesantes, con buenas combinaciones, carentes eso sí de profundidad alguna, lo que hizo que Edu tuviese poco trabajo.

Se animó el encuentro a partir del minuto 30, con más huecos en el centro del campo, y fue la Real la que obtuvo mayor beneficio de esos espacios en forma de llegadas al área contraria, con Marcos y Moha como sus activos más interesantes.

El equipo aragonés, agazapado, esperó su momento para dar el golpe, algo que a punto estuvo de suceder en el minuto 37, en un cabezazo de Roberto que lamió el poste izquierdo de Bravo.

Empezó muy fuerte la Real el segundo tiempo y a los segundos de retornar de vestuarios Estrada tuvo en sus botas el 1-0, al recibir de Necati un medido balón y encarar a Edu al que luego no pudo superar.

Los oscenses, otra vez emboscados, realizaron una jugada de estrategia a los 60 minutos de juego tras un saque de esquina y sólo la acertada intervención del chileno Claudio Bravo evitó un disgusto mayúsculo para la hinchada local.

Sufría la Real, cuando llegó el golazo sideral de Castillo al rematar sobre la marcha, desde unos 40 metros, un balón entregado por Gerardo para alojarlo justo por la cruceta de la portería de Edu. El tanto vale tres puntos de oro para los donostiarras.