La grandeza de llamarse Arshavin

Yo digo Serguei Brovtsyn

La grandeza de llamarse Arshavin

En Rusia (que no la URSS) pocas veces el deporte llamado aquí 'Rey' se ha subido al trono de la escala de preferencias. Pero ahora gobierna, de nuevo, todo un país. Por eso hay que destacar, para la afición blanca, la importancia que tiene el hecho de llamarse Arshavin. Porque la Rusia de Hiddink en la Eurocopa y el Zenit de Advocaat en la UEFA descubrieron para Europa a un magnífico futbolista y en las casas de una nación recordaron dónde se guardaba el balón. Allí, Andrei Arshavin es ahora mismo algo más que otro futbolista de jogo bonito que se trae para hacer olvidar a Cristiano Ronaldo, es un símbolo. Un ejemplo del renacer futbolístico de un país que tontea con hacerse potencia sin conseguirlo del todo. Y lo que es esperanza allí, aquí es un negocio de gran envergadura. Imagínense la de camisetas que se venderán en las tiendas de la Plaza Roja.

Gracias a los compañeros de Sport Express (que nos ponen en contacto con el jugador) conocemos el panorama de lo que sucede ahora en San Petersburgo. El Zenit lucha por parar el deseo generalizado de los rusos de ver a su estrella en un grande del continente. Tan obcecado está su club, que hasta el propio jugador ha dicho basta. Dice que vale menos de 25 millones de euros y que si en enero sigue ahí, no juega. Así que se irá, otra cosa es que el Madrid lo necesite. Y quien lo haya visto de cerca, dirá que sí. Que es un futbolista que, si se atreve a explotar en el Bernabéu, se hará definitivamente un crack.