El Atlético es Agüero

Liga BBVA | Atlético 2 - Mallorca 0

El Atlético es Agüero

El Atlético es Agüero

CARLOS MARTÍNEZ

Al Atlético le bastó una buena primera parte y los dos goles de Agüero para superar a un Mallorca que no despertó hasta la segunda parte y demostró su enorme inocencia en ataque.

La vida nunca ha sido sencilla en la ribera del Mazanares y quizá por eso aprecian a los buenos jugadores, porque les cuesta verlos de cerca. Cuando los tienen en su equipo ya no hay que justificar por qué se es del Atlético y cada visita al Calderón ya no tiene una motivación sentimental, sino futbolística. Hay que ir al Vicente Calderón porque juega Agüero. Si está el Kun, algo va a pasar. Algo bueno, se entiende. La vida del Atlético se ve diferente con Agüero. Con él sobre el césped hay más soluciones que problemas y sus compañeros y seguidores son más felices.

La defensa puede ser la misma, igual de desequilibrada y transmitir tan poca confianza como de costumbre, el centro del campo quizá no tenga la continuidad ni la consistencia requerida, pero da igual. Si en ataque está Agüero, siempre podrá ganar el Atlético. Y si le acompaña su mejor socio, Diego Forlán, las opciones de triunfo se multiplican. Forman una de las mejores delanteras del mundo, lo que le falta a uno lo tiene el otro y se compenetran y se entienden casi sin mirarse.

Entre los dos, bien secundados por Maniche en el centro del campo, destrozaron al Mallorca en media hora. Volvía el Kun después de su inactividad y sólo necesitó un cuarto de hora para firmar la mejor acción de la noche. Maniche combinó con Forlán y éste a su vez con Agüero, que tocó la pelota con suavidad, con elegancia, con toda la tranquilidad del mundo para superar a Moyá con una preciosa vaselina.

Con su referente en el campo y la ventaja en el marcador, el Atlético se motivó y completó algo más de media hora de buen fútbol, suficiente para asegurarse la victoria. Antonio López recorrió la banda derecha, se apoyó en Paulo Assunçao y llegó hasta la línea de fondo para poner un buen balón en los pies de Forlán, que remató tan mal que la pelota acabó en los pies, cómo no, de Agüero, que convirtió el segundo.

Del Mallorca no había noticias y no las hubo hasta el segundo tiempo, cuando se dio cuenta de que para ganar, o al menos empatar, tenía que salir de su campo. Le robó el balón al Atlético, que se dio a la vida contemplativa, y vivió el resto del partido en terreno rojiblanco. Fue un dominio silencioso, sin llegar a abrumar, porque la posesión de la pelota no se tradujo apenas en ocasiones. Pudo marcar Aduriz, pero su remate se tropezó con el larguero nada más arrancar el segundo periodo, y ya casi al final Leo Franco se lució, en una acción brillante, ante Webó, primero, y Aduriz, después. Entre medias poco fútbol por parte de los dos equipos.

Se dejó ver menos Agüero, que sin el balón se aburre, y el Mallorca creyó que podía acercarse en el marcador. Se acercó a Leo Franco, pero nunca estuvo cerca de poner en peligro la victoria que el Atlético se había asegurado con su buena primera parte. Sin el balón no se pueden tener ocasiones, pero tenerlo no te asegura que las vayas a tener. El Mallorca lo demostró.

Sirvió la segunda parte también para recordar al Atlético que cuando le quitan la pelota es menos equipo, sus estrellas desaparecen y se desesperan y las opciones de victoria se reducen. Salvo que delante tengas un conjunto como el Mallorca, que trata bien el balón, pero al que le cuesta una barbaridad hacer gol.