"Dicen que por mí el Madrid daba diez millones y El Buitre"

Primera | Los lunes del Asador Donostiarra

"Dicen que por mí el Madrid daba diez millones y El Buitre"

"Dicen que por mí el Madrid daba diez millones y El Buitre"

El Espanyol camina hacia la tierra prometida de Cornellà guiado por Márquez. Allí está el futuro. El presente es la Liga, el disgusto que le dio Medina y la alegría en el Bernabéu. De ello habló con AS en el Asador Donostiarra.

Hay futbolistas cuyo calado social va más allá de su palmarés. Y Bartolomé Márquez López (Barcelona, 1962), Tintín por el flequillo que le asemejaba al protagonista del cómic de Hergé, le hizo un buen día de 1986 un hat-trick al Barça de Venables que le metió para siempre en la historia del Espanyol, en cuyo primer equipo jugó seis temporadas. Ahora lo entrena. Ha perdido el flequillo, pero conserva intactos el apodo y el entusiasmo por un club que ha recorrido de abajo a arriba, de recluta a coronel: canterano, jugador del primer equipo, técnico del cadete, del juvenil B, del juvenil A y del filial, segundo de Lotina y Valverde y primer entrenador. "Ya iba a Sarrià con ocho años para ver a Glaría, Osorio, Lico, Marcial, Amas, Amiano y José María. Este siempre ha sido un equipo de raza. Y ahí están las dos últimas finales de Copa que ganamos (2000 y 2006). En la segunda yo era el ayudante de Lotina y camino del campo, la moral se salía del autocar. El Espanyol tiene muy buena reputación. Es un buen club que está en una ciudad fantástica y que paga bien. No he encontrado a ningún ex jugador que hable mal de la entidad". Una entidad que se asoma al futuro desde Cornellà: "No nos va a ir peor que en Montjuïc. Allí intentaremos llevar 30.000 personas cada domingo. O 35.000, aunque desgraciadamente es la televisión y no los abonos lo que te hace dar el salto".

El lunes le coge con el subidón de un empate de ley en el Bernabéu, al que Márquez le saca defectos: "El problema de jugar contra el Madrid en el Bernabéu es que cuando te sientes cómodo, pierdes intensidad defensiva. Y entonces te matan. Recuerdo un año en que, con Lotina en el banquillo, jugamos muy bien y nos metieron cuatro". En lo del domingo también tuvo algo que ver Raúl: "Tiene un espíritu impresionante. Pasan los años y no lo pierde. Y debe ser la leche cómo entrena. Eso, al menos, me dice su preparador físico. Y contagia. El que viene, sea Van Nistelrooy, Higuaín o Saviola, le ve currar y entiende que no puede dormirse. Cuando yo estaba en el fútbol base del Espanyol, les decía a los chavales: 'Mirad, Raúl es el que más gana del Madrid y el que más corre en el campo".

El Espanyol también tiene su reducto espiritual, Tamudo: "Es un ejemplo. Y ahora está muy bien físicamente. Éste es el primer año conmigo en que comienza la temporada, porque es un jugador muy explosivo que sufre un gran desgaste muscular. Y, como a todos los goleadores, la ansiedad de no marcar le afecta". Y vuelve al partido: "Jugar en el Bernabéu es muy difícil. Yo metí allí un gol a los cincuenta segundos. Entonces se acercó Lauridsen y me vaciló: '¿Cuánto falta para el final?'. Nos metieron cinco".

Hace una semana se enfrentó al Barça, en aquel desdichado duelo que reventaron los boixos y Medina Cantalejo: "Le disculpo en el penalti, pero a Messi le perdonó dos amarillas, a Puyol le permitió sacar cuatro faltas con el balón en movimiento... Lo que decide un partido es el talante de un árbitro en 90 minutos, no un error puntual". "Ahora, Guardiola está trabajando muy bien. Si el Barça sigue jugando con la intensidad actual, ganará la Liga. Porque el fútbol ya lo tenía y ahora ha recuperado el espíritu, la presión ante la pérdida del balón". Bien que lo sufrió el Atlético: "Cuando te ves con 3-0 en el Camp Nou, puedes caer en el pánico. Y entonces te meten diez".

La cantera. Ese Barça presentó el sábado un once con siete canteranos, materia prima por la que compite con dignidad el Espanyol: "Nuestro máximo responsable del fútbol base, José Manuel Casanova, tiene muy buen ojo para fichar. Pero salieron jugadores cuando menos estructura había, cuando los chavales tenían que entrenarse cada día en un campo distinto, cuando yo tenía que llevar los balones en el maletero de mi coche... Después, nosotros hemos cuidado mucho la cantera. Hubo un tiempo en que nadie tenía 40 chavales en una residencia como nosotros. Ahora todos han espabilado mucho. Sobre todo el Villarreal. Nosotros fuimos a por un mediocentro de River, Abelairas, y ya lo habían fichado ellos. Disponen de ojeadores por todas partes. También el Barça se preocupa por el fútbol base y ha tenido el acierto de dar siempre con un fuera de serie: Messi, Bojan... Eso es lo que nos ha faltado a nosotros". "En cualquier caso, a un hijo mío le recomendaría que fuera antes a la cantera del Espanyol que a la del Barça. Aquí hemos hecho muchos jugadores de Primera. Con Crusat, Jarque, Carlos García, Jonathan Soriano y Marc Bertrán yo le gané una final de Copa juvenil al Madrid de Borja, Rubén y Portillo".

Márquez, coetáneo de La Quinta del Buitre, estuvo dos veces al borde de fichar por el Madrid: "Yo jugaba en el Martinenc como juvenil de último año y Navarro, 'El Fifo' (ex jugador blanco), recomendó al Madrid que me hiciera una prueba. Jugué tres partidos y quedaron en llamarme para otro test, pero entonces apareció el Espanyol y...". Los pericos le cedieron al Sant Andreu una temporada y al Sabadell, otra. Y cuando sólo había actuado un año en el primer equipo, le llamó de nuevo el Madrid: "Acababan de firmar a Lozano. Yo ganaba 120.000 pesetas como amateur y ellos me ofrecieron ocho millones. Yo acepté, claro. Sólo faltaba el acuerdo entre los clubes. Pero mi presidente, Antonio Baró, había lanzado una campaña para captar socios bajo el lema de 'Yo, cantera' y decidió no venderme. Dijeron que el Madrid llegó a ofrecer por mí diez millones más Butragueño, pichichi en Segunda con el Castilla... Menos mal que no hizo la operación".

Tintín completaría cinco campañas más en el Espanyol y seis en el Figueres, antes de saltar al banquillo del Europa, un histórico y a la vez el equipo de su barrio, Gracia. "Le ganamos dos Copas de Cataluña al Barça y eliminamos dos veces al Espanyol". Luego recorrió la cantera perica y se curtió como ayudante de Lotina y Valverde. Al lado del 'Txingurri' celebró aquel gol de Tamudo que le quitó una Liga al Barça: "Fue increíble. Ten Cate se había estado metiendo con nosotros todo el partido. Y cuando llegó el gol, yo salté y lo festejé. Luego, cuando salí a la calle, diez o doce estaban esperando para insultarme. Aquel gol fue una gozada, porque el año anterior, en el penúltimo partido, nos ganaron 2-0 en el Camp Nou y nos gritaron 'A Segunda, a Segunda'. No salvó aquel gol de Coro a la Real. A veces, el fútbol te niega la revancha durante años, pero nosotros no tuvimos que esperar".

El salto. Tintín nunca tuvo prisa por ser primer entrenador, aunque le tentaron desde que dirigía al juvenil. "Pero este verano hablaron con varios técnicos y al final Paco Herrera me propuso a mí. Ahora debo consolidarme, hacer méritos y conseguir que el Espanyol tenga un año tranquilo, porque hay seis equipos muy por encima del resto: Madrid, Barça, Villarreal, Sevilla, Valencia y Atlético". El comienzo fue difícil. Prácticamente sobre la hora se marcharon dos puntales, Zabaleta y Riera, "que cuando está en forma es un escándalo cómo juega". "A los diez minutos del primer partido, ante el Valladolid, la gente ya pitaba. Yo no sabía si al equipo, al presidente o a mí". Sin embargo, se quedó Luis García, "un jugador muy competitivo". Y ahora ha recuperado a De la Peña: "Tengo que cuidarle porque es clave. Él, Guti e Ibagaza tienen el mejor último pase de esta Liga. Es un jugador especial. Le acusan de no defender, pero ¿por qué no le pedimos al que roba la pelota que dé sus pases? Le gusta arriesgar. Siempre quiere que su pase sea definitivo. Yo le decía a Lotina que le pidiese que alguna vez jugase a la banda o hacia atrás y él me respondía con gracia: 'Si no le hizo caso a Cruyff, no me lo va a hacer a mí".

"El éxito está en la dirección del grupo y en trabajar todas las líneas y todos los detalles. Yo, en los córners, siempre defiendo con un hombre en el segundo palo porque estadísticamente se salvan más goles que en el primero. Y luego están los gustos. A mí me encantan los zurdos. Si pudiera, pondría a cinco o seis en el equipo". Zurdos como Messi, "ahora mismo por encima de todos en el mundo, aunque Maradona sólo hubo uno. También admiré a Schuster, a Cardeñosa, a Lauridsen y a Butragueño. En el área no había otro como él". Y del banquillo, los mejores recuerdos los guarda de Maguregui: "Es extraordinario. A veces explicaba en la pizarra cómo defender y ponía doce jugadores. Decían que colocaba el autobús, pero en mi Espanyol nos juntó a Lauridsen y a mí con Murúa, Jiménez y Marañón. Un gol mío con el Figueres le costó el despido del Celta". Es lo malo de hacer amigos en el fútbol.