Europa nos debe más de una alegría

Yo digo | Pablo Mialdea

Europa nos debe más de una alegría

La Copa de Europa (Champions ahora) le va al Atlético: una final, dos veces semifinalista y otras tantas cuartofinalista. Sólo falló aquella noche ante la Vojvodina (66-67) del pequeño Takac, que amargó a Rodri y desquició a los colchoneros, incrédulos por una eliminatoria que se escapó en casa y ante un equipo que acabó con nueve. Pero la Copa de Europa engancha y el Atlético siempre ha dejado huella en esta competición que comenzó con la goleada al Drumcondra (8-0) y en la que quedaron para la historia partidos grandiosos como el de vuelta ante el Cagliari (70-71) con tres goles de Luis; el que bautizó en Bucarest a Ayala-Gárate-Becerra como los tres puñales por el letal contragolpe, que repetirían más tarde en Belgrado antes de que el turco Babacan la liara en Glasgow, o más recientemente la exhibición de Pantic en Dortmund (96-97) en la liguilla.

El contundente triunfo en Eindhoven con Kun Agüero deslumbrando a Europa ha animado a los atléticos al desembarco en Liverpool. Anfield es un estadio con pedigrí, donde un triunfo o un gran partido hacen ruido. Y eso es lo que pretende el Atlético, que no vuelve la cara en estadios con nombres que asustan. ¿O es que alguien no se acuerda de aquel partido en Old Trafford con gol de Schuster? Era Recopa. Lo del próximo 4 de noviembre es Champions League, ese torneo que tantas ilusiones ha despertado en una afición que disfruta como ninguna y que de ganarla sería como tocar el cielo. Para olvidarse de la casi de 1974 en Bruselas y quitarse el sinsabor de aquella Recopa perdida en Lyon en 1986, la última vez que se produjo un masivo desplazamiento de seguidores rojiblancos a un partido continental. Europa nos debe más de una alegría