"Prometo tener al Valencia saneado antes de enero"

Primera | El presidente del Valencia en AS

"Prometo tener al Valencia saneado antes de enero"

"Prometo tener al Valencia saneado antes de enero"

Le hacía falta al Valencia mucho sentido común, sosiego institucional. Y todo eso lo transmitió su nuevo presidente, Vicente Soriano, en su visita ayer a AS que concluyó con una comida con nuestro director, Alfredo Relaño, y el staff del diario. Hay motivos para creer en un buen futuro.

Convengamos en que la visión centralista (Madrid) y periférica (resto de España) del Valencia de los últimos años es la de una especie de coloso en llamas, como la película aquella. Idas y venidas arriba y abajo; presidentes y directivos que se pasan acciones de unos a otros e incluso de padres a hijos incapaces de sostener el edificio (pongamos que hablo del hijo de Soler); personajes que aparecen y desaparecen llevándose cinco millones de euros de indemnización por quince días de ¿trabajo? (Villalonga) y, en fin, una confusión deportiva con tres secretarios técnicos desfilando en un par de meses y entrenadores firmados que en su primer día de trabajo se enteran de que ya le quieren tirar de la silla (Emery y la llamada 'telefónica' a Aragonés). Contra todo eso va a pelear Vicente Soriano (Puzol, 1953), el nuevo presidente, que ayer nos visitó en AS y que, francamente, empezó a inyectar esperanza en vena hasta a los más escépticos. Vaya por delante la primera conclusión: este enfermo tiene cura con el bisturí de Soriano en el quirófano.

Habla tranquilo Soriano, bajito pero con convicción, y desprende serenidad, sosiego institucional. Lo que le hace falta al Valencia: "El club tiene una deuda de unos 650 millones de euros y mi reto principal, mi primer objetivo, es el de 'cargarnos' lo más rápidamente posible esa grave carga financiera. Yo le prometo al valencianismo que antes de enero el club estará saneado y en disposición de afrontar con perspectivas optimistas el asalto a todos los títulos, a pelearlos hasta el final". Dicho así, a bote pronto, suena cuando menos al milagro de los panes y los peces. Pero sí, parece que Soriano tiene soluciones para la crisis: "Se trata de conseguir eliminar los 350 millones de deuda heredados con la venta del solar del Mestalla actual, y de pagar los 300 que vale el nuevo estadio, bien explotando comercialmente los 70.000 metros cuadrados de su exterior alquilando ese espacio por varios años a firmas y empresas, bien creando una división comercial fuerte dentro del propio club para explotarlo nosotros mismos". Para esto último harían falta los correspondientes préstamos bancarios y ahí está la clave positiva que se ha producido en el relevo en la presidencia del Valencia y en su ránking accionarial: el hijo de Soler no lo logró y Soriano puede conseguirlo, eso sí, tras ejecutar también el pacto (firmado) para hacerse antes de enero, con el 37% de las acciones, que sumadas a las que ya posee el actual máximo dirigente podría colocarle en mayoría con el 51%.

El coste de la plantilla. Suena bien, en su boca incluso factible. Pero antes la escoba de Soriano tiene que barrer aún muchas más cosas sueltas por la casa, lo de esa sociedad 'cuasi' fantasmal que algunos colaron en la camiseta del Valencia... "Es un tema que vamos a resolver ya porque no pagan, en fin, decisiones que se tomaron en su día y que, francamente, le han salido muy caras al club". Y la plantilla, que tiene un coste elevado: "A ver, este año y quizá el próximo van a ser aún presupuestariamente deficitarios, se va a gastar algo más de lo que se ingresa, pero el siguiente reto es el de ajustar los balances y asentarnos en un presupuesto equilibrado de unos 200 millones. Sí, la plantilla tiene un coste salarial alto. ¿Cien millones? Sí, por ahí va, es el coste lógico porque el Valencia tiene grandísimos jugadores y hay que pagarlos con alrededor de un 70% de su presupuesto, que este año es de 140".

No quiere hurgar Soriano en las recientes heridas abiertas por la gestión de Soler (hijo) y hasta tiene el detalle de valorarle algo: "Sinceramente, creo que su resolución final a la crisis ha sido acertada, la más lógica, porque supo romper con lo que no tenía ningún sentido". ¿A pesar de los cinco millones que Soler le tuvo que pagar a Villalonga? "Sí, porque todo eso que ocurrió hace mes y medio fue muy artificial y la salida que se encontró ha resultado digamos que más natural para el Valencia y el valencianismo".

Pero el paisaje ha sido desolador, lo de Koeman, lo que se le hizo a Albelda, Angulo y Cañizares que no tiene nombre, Emery al que le apuñalan con lo de Luis... Esas son heridas que suelen dejar huella, aunque Soriano se ha apresurado también a sanarlas: "Lo que pasó no debió haberse producido, no debió ocurrir nunca y todo eso alimentó el desconcierto dentro y fuera del club, es verdad; yo permanecí al margen y de una u otra manera se ha tratado de resolver todos los casos con naturalidad, aplicando el sentido común que nunca debió perderse. Emery, por ejemplo, va a ser un gran entrenador para el Valencia, yo lo tenía claro antes incluso de llegar a la presidencia, pero es verdad que pasó unos día tela...".

Un buen entrenador de futuro Unai Emery, aunque ya hablaremos de lo del Bernabéu en la Vuelta de la Supercopa. ¿Pero qué fue Ronald Koeman entonces, Soriano? (sonríe el presidente, pero no elude la pregunta y por vez primera su tono de voz no me suena tan sosegado): "Me han criticado por ser duro en mis apreciaciones con Koeman, pero es que este señor destruyó deportivamente el club; ni ha habido ni habrá en la historia del Valencia un entrenador más nefasto que Koeman. Y encima se fue con seis millones de euros en el bolsillo. ¿Qué quieren que les diga más?". Dado que casi arranca ovaciones de la mayoría de comensales, con orejas y vuelta al ruedo si yo fuera el presidente de la corrida pañuelo (blanco) en mano, Soriano ha acabado por ganarme del todo. Así que momento para hablar de Villa, de Calderón, del Madrid, de ese caótico fin de cierre del mercado. "Primero tengo que decir que Ramón Calderón ha sido un caballero conmigo... pero que se equivocó con las personas que utilizó en lo del asunto Villa. Hubo una mala e inadecuada utilización de personas tanto de su club como de fuera y creo sinceramente que algunos de fuera le marearon. Y, además, empezaron muy tarde a negociar por el Guaje, cuando para mí, para nosotros, para el Valencia, era muy complicado, por no decir que casi imposible, traspasar a ninguna de nuestras figuras este año".

La negociación. Sentada esa premisa, cuente, cuente: "Hombre, yo también admito que soy un tipo complicado a la hora de negociar, y lo digo como defecto, así que Ramón lo tenía peliagudo. De hecho, sólo hablamos directamente él y yo una sola vez con el nombre de Villa y con una cifra en medio, en la vuelta de la Supercopa en el Bernabéu. Me dijo que era consciente de que me planteaba algo difícil de que saliera adelante, pero que había gente que le decía que podría hacerse, que si Carboni había hablado con Mijatovic y conmigo, que si esto, que si aquello... Y me ofreció en ese momento 40 millones de euros. Le respondí que no y la conversación no duró ni un minuto".

Ya, pero el último día volvió a plantearse el asunto: "Creo que le confundieron. Me llamó muy correctamente, comenzó a decirme que le estaban insistiendo por aquí y por allí con que podría retomarse el tema, pero ni siquiera mencionó el nombre de Villa, creo que no se atrevió porque sabía mi respuesta de antemano. La verdad es que yo mismo intenté quitarle el marrón de encima, le dije que no continuase y menos a cuatro o cinco horas de cerrarse el plazo del mercado de fichajes. Y se acabó. Miren, yo soy hombre de negocios y mi principal patrimonio no es mi fortuna, es mi palabra. Ya habíamos presentado la renovación de Villa a nuestros aficionados y entenderán que de ninguna de las maneras iba a aceptar una operación así".

Volviendo a Emery (y al Bernabéu), ¿cómo explica lo que pasó en la Supercopa, esa derrota en la vuelta con dos más en el campo?: "De entrada, porque en Mestalla quedamos 3-2 y ese resultado no fue justo, el Valencia mereció más y dejó escapar vivo al Madrid. Dicho esto, también es verdad que lo que ocurrió en esa segunda parte del Bernabéu no fue normal. Todos los valencianistas pasamos un mal trago, no nos vamos a engañar. Fíjense que de las cuatro partes de los dos partidos, el Valencia fue superior en tres de ellas y resulta que en la cuarta y definitiva y cuando lo tenemos todo a favor y con dos jugadores más, nos venimos abajo y no pudimos rematar la faena y llevarnos el primer título del año. ¿Relajación? Perdimos nosotros, no ganó el Madrid. Dejémoslo en que el fútbol tiene estas cosas: por cada satisfacción el fútbol te da nueve disgustos".

Si al cambio disgustos-alegrías el fútbol está nueve a uno en contra, hay que preguntarle a Soriano por qué triunfadores como él en los negocios se meten tan hasta el cuello en este tinglado: "En mi caso es sencillo: soy valenciano, valencianista y desde niño un enamorado del fútbol. Tengo a mi familia, mis negocios y el Valencia es mi pasión. Nací en Puzol, el pueblo de Claramunt. Con la llegada de la televisión yo tenía nueve años y allí vi la Eurocopa que España ganó a la URSS en el 64. Había dos televisores, en el casino y otro en la casa de mi abuela, donde nos juntábamos sesenta personas para verlo en blanco y negro".

De chaval jugó, pero duró poco: "Jugué en el Valencia juvenil con 17 años, de delantero, goleador, como Villa... Pero sufrí una lesión de rodilla y como no llegué a operarme porque era otra época, aquello se acabó. De ese equipo recuerdo al 'Gitano' González. Y Claramunt aparte, Mario Kempes y el 'Piojo' López han sido dos de los jugadores del Valencia que más me han llenado. El 'Piojo' se la liaba siempre al Barcelona y al final el Valencia sacó 6.400 millones de las antiguas pesetas cuando le traspasó al Lazio. Pero de joven, mi ídolo era del Madrid: Manolo Velázquez, qué pedazo de jugador, un fenómeno, veía el fútbol fácil porque tenía una cabeza privilegiada".

Tras esa 'confesión' madridista (¿pecadillo venial en estos tiempos que corren?), si Soriano pudiera ficharía a dos jugadores: "Kun Agüero es buenísimo y creo que aún no se le da la importancia que tiene. Hace cuatro años estuve a punto de ficharle a título particular (costaba ya 14 millones de euros) para cedérselo al Valencia, pero el chico no se atrevió porque no veía claro lo de que le comprara una persona y no un club. Y otro que juega al fútbol como los ángeles es Xavi Hernández, muy bueno".

Introduce Relaño un asunto del que viene avisando hace tiempo, el peligro real de esa especie de NBA en que jeques árabes y potentados rusos están convirtiendo la Premier: "No me gusta lo que pasa, están disparando los precios. Y ojo que eso puede ocurrir ya en cualquier parte del mundo". Aunque entiende que tantos agentes de diverso pelaje alrededor de clubes y futbolistas provocan justificados recelos, sostiene que en fútbol y en otros órdenes de la vida "hay momentos en los que resultan inevitables en cualquier transacción comercial. Y lo digo por mi experiencia en los negocios".