Espanyol y Valladolid abren este apasionante Campeonato de Liga en Montjuïc con un decorado bien distinto. El Pucela FC se presenta imbatido en la pretemporada (sólo perdió un partido y por penalties, frente al Sporting) y le metió cinco al Villarreal y otros cinco al Athletic, mientras los pericos están con un cierto miedo en el cuerpo. En dos días han perdido nada menos que a Albert Riera (se fue al Liverpool) y Zabaleta (Manchester City, dichosa Premier) y eso, a priori, es mucho perder, por mucho que la plantilla se haya abstraído de todo (o eso dice por lo menos).

El año pasado, en el mismo partido, triunfo castellano (0-1, gol de Llorente, hoy en El Madrigal). Tres años sin ganar el primer partido lleva el Espanyol, las tres veces ante equipos recién ascendidos: Getafe, Nàstic y el propio Valladolid. Como esa condición ya no se da en el visitante, confían los locales que cambie su trayectoria.

Una victoria sería una ducha de confianza para los pericos, que estrenan entrenador, Tintín Márquez, y sistema de juego. Ahora es 4-3-3, con Luis García echado a la izquierda, por donde jugaba Riera, y con Román Martínez, nuevo cerebro acompañando a Moisés y De la Peña, que ha renacido. Una temporada más, y van tropecientas, el españolismo se echa en manos de Tamudo: si sigue a lo suyo, superando los diez goles por temporada, el equipo vivirá tranquilo; si se encasquilla, ¡miau! Es un Espanyol-probeta que esta noche tratará de despejar dudas.

Dudas que no parece tener el Valladolid. Mendilibar sorprendió esta semana al españolismo cuando manifestó que su equipo está "ansioso" por comenzar la Liga, después de sus grandes resultados en los partidos de prueba. Y es que si este no es el Pucela de más calidad de los últimos años, lo parece.