Ramón Calderón se mostró ayer muy tajante sobre el futuro de Robinho: "Se queda en el Madrid sin marcha atrás". A pesar de la indisposición que le impidió viajar a Mónaco para el sorteo de la Champions, el presidente blanco estuvo todo el día trabajando en Madrid. Habló por teléfono con Schuster, que después del partido del Trofeo Bernabéu tuvo una salida de tono: "Estoy cansado, me quiero ir". El motivo de su enfado era Robinho, y así se lo hizo saber al dirigente. Además, le pidió encarecidamente que no vendiera a Robinho: "Le prometo que lo reconduciré".
Los acontecimientos se sucedieron en el día de ayer para alejar a Robinho del Chelsea. Además de la llamada de Schuster, en los despachos del Bernabéu se recibió con indignación el hecho de que en la web del Chelsea se estuviera comercializando ayer con la camiseta de Robinho, lo cual supone una de las ofensas más grandes que se ha hecho a la entidad madridista en su centenaria historia.
Sin apoyos. Por otro lado, parece que Vagner Ribeiro, agente del futbolista, se ha quedado sin el apoyo de Peter Kenyon, principal baluarte de la operación. Kenyon calificó en su círculo privado de grotesco el espectáculo que se dio en el restaurante De María, en el que aguardaban decenas de periodistas a los que él no había llamado cuando salió de su cena, que debía ser privada, con Ribeiro, el miércoles.
La idea inicial del Madrid era no vender a Robinho hasta que no se encontrase un refuerzo de garantías. Ahora, la postura es mucho más tajante. No se moverá de ninguna manera. El jugador permaneció durante todo el día de ayer en su domicilio. AS ha sabido que la ansiedad le está afectando y que ha perdido la sonrisa. Hoy deberá volver al trabajo con el Madrid en Valdebebas.
Ribeiro dio por hecho que hoy pasaría el reconocimiento
Vagner Ribeiro y Peter Kenyon cenaron en la madrugada del miércoles al jueves en el restaurante De María, muy cercano al estadio Santiago Bernabéu. Ambos compartieron mesa y mantel buscando la mejor estrategia a seguir en este tramo final del mercado de fichajes. Ribeiro salió eufórico del restaurante, pensando que todo estaba hecho a expensas de la reunión que tenía que haberse celebrado en la mañana de ayer: "El Chelsea quiere que Robinho juegue contra el Tottenham el domingo, por lo que es posible que hoy mismo (por ayer) pase el reconocimiento médico". Ribeiro estaba ayer contrariado, y aseguró a este periódico que el Chelsea no va a subir su oferta. Mientras, Kenyon permanecerá en Madrid estos días a la espera.
