Guardiola ya sabe perder

Liga de Campeones | Wisla Cracovia 1 - Barcelona 0

Guardiola ya sabe perder

Guardiola ya sabe perder

enric fontcuberta

Primera derrota, aunque entran en la Champions

Prueba superada. No era muy exigente, es cierto, pero ante obstáculos más bajos se han dado un morrazo algunos grandes de Europa. El Barcelona estará mañana en el bombo de la UEFA Champions League, esa fiesta multitudinaria de la que en marzo se empieza a disfrutar en petit comité. El 4-0 de la ida ante el Wisla hizo del partido de anoche, en Cracovia, un mero trámite. Por suerte, ya que desde ayer Pep Guardiola ya sabe lo que es perder como entrenador de Primera. Parecía impensable una derrota, pero ocurrió. El Wisla es el primer rival polaco que bate al Barça en toda su historia. Lo celebraron a lo grande.

Guardiola optó por alinear a casi todos los que aparecen en las quinielas del equipo-tipo, a excepción de Messi -que se quedó en Barcelona por decisión del técnico, después de tanto marear la perdiz- y de Márquez, a quien dio descanso. Al final, no fue titular Pedro (antes Pedrito), porque Guardiola prefirió un mediocampo musculoso, con Touré y Keita (inédito) junto a Xavi. Piqué formó pareja central con Puyol.

A pesar de los recaudos y de la tibieza polaca, el Wisla tuvo alguna ocasión de marcar. A Piqué se le vio lento, a Puyol algo descolocado cuando subía Daniel Alves -algo que ocurrió a menudo-, lo que aprovechó Zienczuk para aproximarse hasta Valdés con cierto peligro, como Pavel Vrozek y Junior Díaz. Tres llegadas de los polacos por una de Henry, a tres minutos del descanso, fue todo lo que dejó la primera mitad.

De paseo.

La segunda parte arrancó peor para el Barça. Zienczuk empalmó un zurdazo que obligó a Valdés a una buena estirada para sacar la pelota a córner; del lanzamiento de Jirsak llegó el 1-0, cuando el brasileño Cleber aprovechó que su paisano Alves andaba de paseo y cabeceó a placer, a la escuadra derecha.

Lo peor no fue eso, sino la imagen que dejó el Barça en los minutos que siguieron. Con una posesión del balón aplastante (rozando el 70 por ciento), le faltó ritmo al equipo de Guardiola, que no encontró a Xavi ni a Iniesta (otra vez desplazado de su sitio, esta vez a la banda derecha) y que tuvo en Etoo y Henry a una pareja movediza pero ineficaz. La posterior entrada de Gudjohnsen, Gleb y Bojan no modificó nada de manera sustancial. Un cabezazo de Piqué que repelió el larguero, un disparo muy desviado del central y otro que tal de Bojan fue lo único que aportó el Barça en ataque hasta el final. A cambio, el Wisla casi marca el gol de la eliminatoria, cuando Lobodzinski regateó a Gleb y picó de derecha por encima de Valdés (se le fue alta).

El bombo europeo dirá mañana qué suerte le espera a este Barça. De momento, Guardiola ya sabe lo que es perder. Conociéndole, seguro que dormirá poco.