Thiago Motta personificó ayer la gran noticia de la actualidad rojiblanca. El italo-brasileño dio un paso más en su recuperación y ya encara la recta final tras disputar el partidillo de entrenamiento junto al resto de sus compañeros.

Tras el calentamiento, Aguirre dividió a la plantilla en dos equipos. El centrocampista formó con los suplentes en un doble pivote inédito junto a Assunçao. No se le apreciaron gestos de dolor y se le vio a un buen ritmo físico.

Motta llegó hace un año al Atlético. Desde entonces, sólo ha podido ser noticia por los problemas de su rodilla. A las tres semanas de llegar ya padeció una rotura del asa del cubo del menisco izquierdo de la que tuvo que ser intervenido. Regresó en noviembre, pero las molestias no remitían y volvió a pasar por el quirófano en diciembre.

Recaída.

En enero alcanzó su mejor nivel, con partidos destacados ante el Copenhague y el Real Madrid. Pero recayó ante el Murcia en febrero, y ya no volvería a jugar ningún partido más. El futbolista quiso ir a la raíz del problema y se desplazó hasta la clínica Vail Valley Medical Center, en Colorado. Allí fue operado por Richard Steadman, un médico de su confianza especialista en lesiones de rodilla.

Desde entonces, ha trabajado solo, ha sacrificado sus vacaciones, ha acudido varias veces más a la clínica americana, no fue a la gira de México y decidió que sólo cobrará del Atlético si juega. Todo ello para acelerar su vuelta, que desde hoy ya está mucho más cerca.

No podrá jugar ante el Schalke

Motta todavía no tiene la forma idónea para disputar un partido oficial con el Atlético. Pero aunque acelerase su puesta a punto, no podría jugar el partido de vuelta ante el Schalke al no haberle inscrito el club en la lista de jugadores que presentó a la UEFA para la previa. Aún así, podría ser añadido para la fase de grupos, al disponer el Atlético de una plaza adicional.