Hace cuatro días que está en Barcelona, pero no ha podido salir del lavabo de su casa. Con vómitos y descomposición llegó Carlos Kameni a la capital catalana procedente de Yaoundé, capital de Camerún, donde pasó sus vacaciones. En las oficinas del Montjuïc sabían de sus dolencias, pero trataron de protegerlo para que nadie especulara con un escaqueo a la concentración de Peralada. Total, que después de tanto esperar, el africano no volverá a vestirse de blanquiazul esta pretemporada hasta la semana que viene, cuando el equipo prosiga el plan en Sant Adrià y viaje a Manchester, para medirse al United en Old Trafford.

Los médicos del club (con Ignasi Sitges a la cabeza) estuvieron ayer en el domicilio del futbolista y corroboraron la enfermendad. Pese a todo, los responsables galenos han querido asegurarse de que el futbolista no haya contraido ningún virus más peligroso y enfermedades contagiosas. Las pruebas realizadas hasta el momento lo descartan, pero quiere comprobar el resultado de las que faltan para asegurarse el tiro. AS se puso en contacto con Kameni durante kala mañana de ayer, aunque fue el hermano de éste el que atendió el teléfono. "Carlos está fastidiado desde hace días y no está muy fino; tiene fiebre y muchos vómitos", aseguró el familiar, algo corroborado por el club.

Renovación. Pese a este inconveniente, nadie puede pensar que Kameni ha cometido un acto de indisciplina. Desde los despachos de la dirección deportiva siguen con la idea de que el africano amplie su contrato con el club, que acabar el 30 de junio de 2009. El Valencia quiso contratarlo, pero la dimisión de Rafael Salom frenó cualquier posibilidad de que fuera comprado por seis millones de euros, su cláusula.