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Eurocopa 2008 | España

"Usted debería decirme las cosas en privado"

Ramos cortó la charla de Luis y le criticó que dañara su imagen

Damián González
Actualizado a
<b>CÓNCLAVE. </b>Luis Aragonés reunió de nuevo a sus jugadores, que asistieron en silencio y con las cabezas gachas al enfrentamiento dialéctico entre el técnico y Sergio Ramos.
chema díaz

La diaria y habitual charla-corrillo que organiza Luis con sus ayudantes y los 23 jugadores, y en la que como norma general suele explicar en menos de cinco minutos en qué va a consistir el entrenamiento y lo que se persigue con los ejercicios programados, se convirtió ayer en plaza pública en escenario del pique que vienen manteniendo Aragonés y Sergio Ramos. Esta vez la cosa fue más tensa, en tiempo (diez minutos y veinticinco segundos) y en forma (no hay más que ver los gestos serios de todo el grupo durante el rifirrafe).

Comenzó hablando Luis, de espaldas a las cámaras, con Sergio Ramos justo enfrente suyo. No había llegado el reloj a los cinco minutos de monólogo del técnico, cuando en un momento dado Ramos aprovechó para cortarle y tomar la palabra. Y ahí comenzó el intercambio de golpes (dialéctico) con el lateral respondón, visiblemente enojado y con continuos aspavientos. Habló primero Sergio, replicó Luis y volvió a contestar el jugador hasta que en un momento dado el veterano Marchena (una de las manos derechas dentro y fuera del campo del seleccionador), se cruzó e hizo un quite: agarró a Sergio por la cintura y se lo llevó hacia el lateral del corrillo, a la izquierda de Luis, para situarle de perfil, quizá para que nadie pudiera leer sus labios...

Los gestos finales. Ramos hizo un gesto suave de querer quitarse de encima el marcaje sin falta esta vez de Marchena y ya en su nueva posición geográfica en el corro prosiguió el pleito con otro par de frases cruzadas entre ambos. Todo acabó con Puyol empujando a Casillas en broma para romper la tensión y el corro y empezar de una vez el trabajo, y con Luis acercándose a Ramos para dejarle un toquecito paternal en la espalda.

De los casi diez minutos y medio, Ramos y Luis mantuvieron su 'diálogo' más de cinco. Todos trataron luego en la caseta de quitarle hierro público ante los periodistas (Torres ironizó diciendo que se había hablado "de música"), pero lo que ocurrió fue que el defensa llamó al orden, con respeto pero con firmeza, a su entrenador. Se negarán algunas frases, pero a grandes rasgos el jugador le echó en cara al técnico que no cumpla esos códigos internos del vestuario que deben quedarse ahí: "Lo que debería hacer usted es decirme las cosas en privado y no hacer públicas conversaciones que hayamos podido tener". "Si dice ante los periodistas que yo hago cosas que no debo fuera del campo, eso puede perjudicar mi imagen profesional o crear una que no es cierta". "Acepté que me equivoqué cuando me dijo lo de los retrasos y pido perdón a los compañeros por llegar un poquito tarde a alguna reunión, pero pensé que eso se quedaba ahí". Que alguien pare ya el combate, que la pelea es mañana contra Italia.