La caída del imperio británico

Yo digo Carlos Marañón

La caída del imperio británico

Reconozcámoslo: todos pensábamos que Ronald Reagan era un poco tonto. Un inepto, una marioneta, un mal actor metido a presidente de la nación más poderosa de la tierra. Al menos hasta que conocimos a George Bush hijo, bien es cierto, aunque esa es otra historia. Papá Dos Santos le puso Ronaldo a su hijo Cristiano en honor de aquel presidente de Estados Unidos que parecía bobo. Raro, muy raro. Pero quizá sabía algo que los demás hemos tardado en descubrir. De Reagan y también de su propio hijo.

Pues sí, pensábamos que Reagan era tonto hasta que un buen día, después de años dando la tabarra con que la Unión Soviética era "el imperio del mal" , financiando grupos contraterroristas por el mundo y descubriendo espías comunistas hasta en la sopa, va el tío y se saca de la manga un acuerdo con Gorbachov (el de la mancha con los Cárpatos dibujados en la calva) para desmantelar el telón de acero. ¿Tonto? ¡Ja! Aquel supuesto memo era el mismo al que otro día se le ocurrió algo así: "Si perdemos nuestra libertad, no tendremos ningún lugar a donde escapar". Una frase perfecta para Cristiano , del que pensábamos que empezaba a resultar un mal actor en el equipo más poderoso de Europa.

No hay duda: algo sabía el padre de Cristiano Ronaldo que a los demás se nos había escapado. Decir que te marcharías tan a gusto si pagaran lo que vales es clavarle un puñal a Sir Alex Ferguson y con esa sangre hirviendo escribirle un ultimátum al club de Manchester para que empiece a negociar por un traspaso al Real Madrid. ¿Qué más necesita insinuar? Ahora, la Eurocopa, a ver si el chaval todavía puede liarla un poco más, y, al acabar, de vacaciones, ya veremos donde vuelven a estar las cosas. Reconozcámoslo: tampoco pensábamos que Cristiano Ronaldo fuese tan listo.