José María del Nido avisó el martes: Daniel Alves no se irá del Sevilla por una cifra inferior a los 25 millones de euros, una cantidad que ha rechazado "de cuatro clubes", según el presidente andaluz. Las negociaciones rondan los 30 millones, pero en Sevilla aseguran que Del Nido, que hace un año frenó el traspaso al Chelsea por 35 millones, seguirá estirando la cuerda hasta alcanzar dicha suma.
El juego periodístico permite comparaciones interesantes. Por ejemplo, que lo que podría pagar el Barça por Alves supera en un millón de euros la suma de lo que el club ha ingresado tras la marcha de 44 futbolistas desde que Joan Laporta preside la entidad. El secretario técnico, Txiki Begiristain, a las órdenes primero de Sandro Rosell, más tarde en solitario y ahora bajo la supervisión de Marc Ingla (nombrado vicepresidente deportivo esta temporada), ha demostrado no ser un gran gestor a la hora de las bajas.
Luis García, un hito. Los nueve millones de euros que el Liverpool depositó en la cuenta de Luis García para que pagara su cláusula de rescisión, durante el verano de 2004, suponen un hito en el apartado de ventas. Esa fue la cifra máxima que el Barça se ha embolsado por un jugador en este lustro. Futbolistas como Román Riquelme (siete millones en 2006) y Juliano Belletti (5,5 la pasada campaña) se sitúan un peldaño por debajo en ese apartado, pero siempre lejos de las cifras que otros grandes clubes de Europa obtienen por jugadores de calidad inferior.
Este verano acaban contrato cuatro (Thuram, Edmilson, Ezquerro y Sylvinho) y termina la cesión de Pinto.
Quaresma es el peor ejemplo
De cómo no se debe vender a un futbolista con buena proyección profesional dio un ejemplo el Barcelona con el portugués Ricardo Quaresma. Contratado por el vicepresidente Sandro Rosell tras la victoria electoral de 2003, el extremo llegó al Camp Nou, procedente del Sporting de Lisboa, a cambio de seis millones de euros. Aún no había cumplido los 20 años, y el peso de la camiseta más las urgencias históricas del club, frenaron su explosión. Un año después de su llegada, el Barça lo incluyó como parte de pago por Anderson de Souza, Deco, procedente del Oporto, para recuperar lo pagado al Sporting. Hoy no se le podría fichar por menos de 30 millones de euros.
