No suenan tambores de derbi. No están los cuerpos para fiestas. Levante y Valencia son dos ejércitos diezmados que regresan derrotados de una larga guerra y ahora se encuentran en el camino, sin ganas de pelear, sólo de llegar a casa porque bastante han tenido ya. Pero les toca enfrentarse, cuando los granotas sólo quieren que les paguen su soldada y los ches que finalice un ciclo del que han salido indemnes por los pelos. Es una batalla absurda, sin nada que ganar, ni que perder, sin trascendencia porque, de tanto apelar al orgullo y al honor, todos esos valores inmateriales han perdido ya su efecto. Ni José Ángel ni Voro gritarán en el vestuario buscando un acicate en los suyos pues saben que en el cuerpo no les caben más cicatrices y no sería justo exigirles derramar más sangre. No hay derbi, en el sentido estricto de la palabra.
Y no lo hay porque por encima de ranas y xotos existen otras cosas. Porque más allá de reirte del vecino o festejar sus desgracias deportivas están las humanas y ahí no cabe festejo. El Valencia está concienciado con las estrecheces azulgranas, no entienden que estén dos años sin cobrar y elogian su capacidad para vestirse de corto y dar la cara por una institución que les desprecia. Por eso, los ches no irán a degüello y ya han abierto la puerta a la colaboración si su rival, hoy menos rival que nunca, se lo pide. Es el derbi de la solidaridad, de demostrar que antes que nada está el bienestar, las familias... aspectos intocables con los que el Consejo levantinista está jugando. Para vergüenza suya, hasta su eterno rival apoya a sus jugadores, mientras ellos les amenazan y siguen incumpliendo los contratos.
Ante problemas tan serios, hablar de si Albelda volverá a jugar un partido entero o de si Geijo llega a tiempo causa sonrojo. En el derbi del adiós a Primera, quedará para la historia la unión, la ayuda que desde las filas enemigas llegó cuando en las propias te negaban el pan y la sal. No habrá más derrotados porque al Levante hace mucho que dejaron de importarle los resultados. Su pelea es por sobrevivir y su triunfo será el de la solidaridad de todo el fútbol.
José Ángel
"Nos quedan dos partidos muy importantes ante adversarios de una infinita calidad, como Valencia y Real Madrid, por lo que debemos seguir entregándonos al máximo. Las circunstancias que vivimos deterioran las posibilidades de competir, pero nuestra intención es ganar. Más que nunca necesitamos que la afición nos dé alas".
Voro
"Que nadie crea que vamos a ganar sin bajar del autobús. Lo tengo claro y se lo he transmitido a los jugadores. Tenemos que rematar la faena, pero no va a ser fácil. Está claro que el Levante vive un año complicado. No cobrar es una situación límite. Les entiendo porque debe de ser muy duro e intentan desahogarse en el campo".
