¡Al loro! Empató el periquito

Primera | Barcelona 0 - Espanyol 0

¡Al loro! Empató el periquito

¡Al loro! Empató el periquito

Dominio sin gol del Barça. Valverde sigue sin perder ante los azulgrana. Messi e Iniesta animaron, pero poco, a su equipo. Bronca a Tamudo cuando se fue

No fue lo del año pasado, el polvo del siglo recordarán, pero tiene su guasa este puntito que el Espanyol se llevó anoche del Camp Nou. Le vale, por de pronto, para recuperar la sonrisa. Que tal como estaba su patio... La sonrisa y la autoestima, al menos de medio campo para atrás, que arriba lleva ya cinco partidos sin marcar. Como no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo aguante, también arreglará eso. El gol en el Espanyol, y en el Barça, es como la lluvia en Barcelona: hay que esperarlo con la paciencia de Job, no aquel racial lateral pacense sino el santo.

Atrás sí mejoró el Espanyol, que estuvo atento y no cometió un solo error en el achique de espacios y de balones. Los errores se los dejó todos a los delanteros del Barça, que fueron incapaces de materializar ni siquiera una vez el dominio que sus centrocampistas y laterales ejercieron sobre los adversarios. Dirían los clásicos que el Barça ganó por puntos, pero la verdad es que uno voló a Montjuïc. Antes del partido lo hubiera firmado el Espanyol entero. Y el Villarreal. Y el Madrid.

No sé yo qué más puede hacer el Espanyol por el Madrid en estos finales de Liga, por cierto. Calderón: si le sobra para el año que viene un Granero, un De la Red, hablan muy bien del chico Parejo, ya sabe. Por si le vale: el teléfono del Espanyol es el 93.292.77.00 Fernando Roig, que se saque bolígrafo y se aplique el cuento... ¡Estos favores habría que pagarlos, carallo!

Veintiséis años lleva sin ganar el Espanyol en el Camp Nou, pero suma dos empates seguidos y dos años sin perder contra el Barça en Liga. Valverde no ha caído contra el gran rival y anoche aumentó esa dulce leyenda. Dos empates este año (a uno en la primera vuelta) y el anterior, 3-1 y el mágico por siempre 2-2. Esta vez no marcó Tamudo, pero al 'Txingurri' se le puso el cuerpo de jota y lo cambió minutos antes del final, lo que excitó al respetable de sonora manera. Tamudo igual se sintió Figo, un poquito Figo. Le pitaron bestialmente, ¡qué poco sentido del humor! Con lo que le aplaudieron en el Bernabéu... Ni en esto se ponen de acuerdo merengues y culés.

El Barça dominó más, como era de prever, y aunque de entrada los dos primeros achuchones fueron españolistas en remates de Ángel y Moisés Hurtado, el partido empezó pronto a inclinarse hacia el camerunés Kameni, que volvió a ser la Pantera Negra. Rijkaard cambió en el descanso y metió dos futbolistas, Iniesta y Messi.

No están en su mejor momento físico ni de ritmo, más acusado en el caso del argentino tras su última y larga lesión de casi 50 días. Pero salían o el 0-0 no se movía ni jugando hasta el miércoles, el día del Manchester. Giovani apenas existió y Gudjohnsen peleó el hombre, pero ni esto es pressing catch ni falta que hace. Durante la primera mitad asistimos a la lucha de Xavi contra todo el Espanyol. El empate sin goles no extrañó a nadie y Frank movió ficha. Estuvo al loro, que diría su presidente Laporta.

Y se notó. El primer cuarto de hora del segundo tiempo fue de asedio azulgrana. Messi creó peligro inminente de periquiticidio en dos minutos. Después, Etoo y Bojan rondaron el gol. Pero duró eso el asedio, quince minutos. De pronto, el Barça perdió gas y el Espanyol fortaleció su convencimiento de que si no lo habían matado ya, no iban a hacerlo. Con o sin Messi e Iniesta.

Ewerthon. En estas Tamudo se revolvió y lanzó por primera y única vez a puerta asustando al Camp Nou. Preludio del que pudo ser el gran golpe blanquiazul: un error de control entre Iniesta y Zambrotta permitió a Ewerthon robar y salir hacia Valdés. Pero el brasileño no es ya la flecha que fue en Zaragoza y Zambrotta le alcanzó, empujándole fuera del área (no se pitó la falta), y conjurando el peligro de gol.

Desde ahí se agigantó Zabaleta, que controló bien a Bojan y fue siempre un referente para la salida de la pelota españolista. Zabaleta manejó el reloj, que acabó cayendo sobre una losa sobre el ánimo culé. El partido murió sin más entre la decepción de unos y el contento de otros. Total, que empató el perico: ¡al loro, sí!

El detalle: Iniesta y Milito no van a Riazor

La tarjeta amarilla que vio en el minuto 82, por una entrada contra Moisés Hurtado, impedirá a Andrés Iniesta jugar en casa del Deportivo. Más tarde, ya en el alargue, Gabriel Milito también fue amonestado y se perderá ese partido.