Iniesta inventa, Bojan se estrena

Liga de Campeones | Schalke 04 0 - Bbarcelona 1

Iniesta inventa, Bojan se estrena

Iniesta inventa, Bojan se estrena

El catalán marcó en Europa. Xavi e Iniesta, los mejores. El Schalke apretó en la segunda parte. Preocupa el estado físico del grupo. Volvió Márquez

Bojan Krkic tiene una magia especial. Ese estilo de perfección, de percepción de lo que pasa en el campo, de oportunismo en balones largos, cortos, rodados o aéreos, no se aprende. Se tiene o no. Naces con él o debes pelear por demostrar otras cualidades. Seguro de sus posibilidades y conducido para ser la estrella de este equipo, el joven de Linyola se estrenó como goleador en Europa. Frank Rijkaard decidió darle minutos a cuentagotas en la fase de grupos y en el partido de vuelta de octavos, ante el Celtic (en la ida descansó, al estar lesionado), apostó por Edmilson, un tipo que cuenta los días para despedirse de las ovejas negras. Bojan se quedó entonces sin poder arrebatar el récord de Peter Ofori Kuaye, que con 17 años y 195 días marcó al Rosenborg y se hizo con esa distinción estadísitica.

En una primera parte para olvidar por parte de los dos equipos, Bojan superó a Neuer después de que Henry recibiera un pase inventado por Iniesta con el exterior de la diestra. Encararó Henry al alemán con nombre español (Manuel) y lanzó al muñeco; tuvo suerte el francés, pues falló Neuer y la bola le quedó franca para asistir a Bojan, que coló el esférico en la meta germana. Feliz, con esa cara aún víctima de la adolescencia, el canterano se fundió en un abrazo con su ídolo veterano, mientras esperaban a toda la piña de compañeros. El Barça, que hasta ese momento se había limitado a tocar el balón, se encontró con un regalo para tratar de taponar las consecuencias de una mala serie de resultados en la Liga que le puede costar caro en pos del eterno rival en el campeonato doméstico, el Madrid.

Con Xavi y el mencionado Inesta, Rijkaard sabe que tiene la posesión garantizada. Para colmo, los alemanes (que en la Liga sufrirían para estar en la zona media) escupían la pelota cada vez que podían moverla en la zona ancha. La única opción de los de Mirko Slomka era patear en largo y buscar el milagro con Kuranyi, muy silbado cuando se equivocaba en la elección de jugada o cuando mostró tener la puntería desajustadísima. Ernst y Kobiashvili bastante tenían con frenar a los dos ponies azulgrana (ayer de naranja) y el temido Rafinha (se estrenó la semana pasada con Brasil) sólo podía utilizar los codos y sus piernas de manera ilegal para frenar a Henry, que sigue a años luz de la estrella de Highbury o del Emirates Stadium.

Pero el Barça sigue con un gran problema: la falta de gasolina. Mientras sus futbolistas están frescos, pocos equipos tienen más verticalidad que los cul cuando las fuerzas flaquean, agárrense que vienen curvas. Con el empuje de una grada criticona y bien regada con cerveza (sin alcohol, al menos intramuros), el Schalke reaccionó en la segunda parte. Se puso las pilas y comenzó a achuchar a Valdés. Puyol se desesperaba ante la pasividad de Zambrotta y la frialdad de Abidal. Su socio, su pareja preferida en la retaguardia, Milito, hace que el catalán parezca mejor de lo que es. El argentino es hábil, rápido y tiene una colocación excelente. Gana mucho el equipo cuando ordena desde atrás, pero ayer las pasó canutas. Asamoah, Sánchez y Larsen tuvieron la gloria a centímetros, pero esta vez la suerte se alió del lado catalán.

Defensivo. Desde que llegara en 2003, Rijkaard pocas veces se había mostrado defensivo, pero ayer cambió la historia. Sentó a Etoo y Bojan, dio entrada a Rafa Márquez y a Sylvinho, que actuó como falso extremo zurdo. Quería sentenciar el Barça, pero no pod trataba de igualar el Schalke, pero se vio impotente. Ya en el añadido, Valdés voló centrado al testarazo de Bordon, un defensa tosco y rudimentario, pero amado por los hinchas locales, que pensaban que sin la presencia de Ronaldinho y Messi su equipo tendría más opciones de pasar. No fue así. El Barça vivió de rentas, del joven Bojan, de una primera mitad correcta y de la suerte que no tuvo en otros partidos tras el descanso. La semana que viene, el miércoles, más. El Barça sigue soñando con la Champions, pero de pasar le esperaría el temido Manchester United. Veremos.

El detalle: se jugó con el estadio cubierto

Dos horas antes de que comenzara el partido, el árbitro griego decidió que se activara el mecanismo para cubrir el campo del Veltins Arena. A primera hora de la tarde comenzó a llover con fuerza sobre la ciudad de Gelsenkirchen, y algunos aficionados llegaron con demora al inicio del partido. Pese a todo, en el recinto la temperatura seguía siendo fría.