El Chelsea no falla ante el Olympiacos

Liga de Campeones | Chelsea 3 - Olympiacos 0

El Chelsea no falla ante el Olympiacos

El Chelsea no falla ante el Olympiacos

Reuters

El Chelsea se clasificó para los cuartos de final de la Liga de Campeones tras deshacerse con mucha facilidad del Olympiacos griego (3-0) en un partido en donde los ingleses se adelantaron a los cinco minutos gracias a un cabezazo de Michael Ballack.

El mediocentro alemán puso muy pronto en órbita a los suyos con un remate de cabeza a pase de Frank Lampard. Corría el minuto cinco y la eliminatoria ya estaba encarrilada para los de Avram Grant, que acorralaron a los helenos en su área con extrema facilidad.

Nikopolidis se quedó totalmente quieto ante el remate de Ballack, que se convirtió en el principal referente de los ''blues''. El Chelsea, con un hambre asombroso de ''Champions'', jugó cómodo por las bandas con Cole y Kalou, que desbordaron creando ocasiones en los primeros 20 minutos.

La verticalidad del conjunto británico se perdió por completo después del ecuador del primer periodo. Para entonces, Lampard se había encargado de despejar cualquier duda con el segundo tanto del choque. Terry peinó una bola sin criterio, Ballack golpeó a gol, y el rechace le cayó a Lampard que empujó a placer.

Los griegos, desaparecidos

Con el 2-0 (min.25), el Chelsea levantó el pie del acelerador y dejó hacer a los griegos, que pusieron de manifiesto su inocencia con pases muy lejanos a Kovacevic, jugando de espaldas a portería, e incapaz de dar algo de emoción a la eliminatoria.

Ya en la segunda mitad, los de Grant sentenciaron el encuentro con otro gol bajo palos. Kalou, a los tres de la reanudación, no desaprovechó un fallo de Carvalho tras un córner de Lampard y dejó totalmente muertos a los griegos, inermes desde que pisaron el césped de Stamford Bridge.

Así, el segundo acto, no trajo nada nuevo para los ''blues'', que ya habían hecho todo lo que tenían que hacer. Los ingleses, un año más, demuestran su afán por alzarse con un título que colme los intereses de un Roman Abramovich que formó un imperio futbolístico, que sólo ha dado resultado en las Islas Británicas.