El Barça juega contra el reloj

El Barcelona camina por la Liga con una inconstancia que promulga la idea de equipo prematuramente avejentado, algo que no tiene tanto que ver con las edades como con el desgaste. A poco que el Madrid pegue medio tirón más, va a descoyuntar la resistencia azulgrana. Por eso el equipo de Rijkaard juega ya contra el reloj, el de la Liga y el interior: los dos ofrecen señales previas al agotamiento en muchos jugadores y en el flujo mismo del fútbol. Si alguna posibilidad tiene el equipo de Rijkaard de corregir estas impresiones, pasa por Zaragoza. Si falla en La Romareda y concede otro fin de semana al Madrid, se le habrá acabado el tiempo.

El Zaragoza quiere aprovechar ese fastidio interior del Barcelona, aunque no está para aprovecharse de nada ni de nadie. Irureta insufló en sus primeros días algo de su sobrio ánimo, pero la pompa de jabón la reventó un mediocre Osasuna. El giro hacia la cautela que medita hoy el técnico (prescindir de Oliveira con el fin de implantar su apreciado 4-2-3-1), va a ser la enésima vuelta alrededor de un Zaragoza que ha probado a jugar de todas las maneras posibles... sin que ninguna le valiera.

Corte y gol.

Rijkaard recupera a Puyol, Deco y Touré. Los dos primeros saldrán de inicio y encarnan el desgaste aludido. Touré, sin embargo, podría empezar en el banco. Eso dejaría el pivote para Edmilson, un jugador que mezcla de maravilla el juego pero que no lo interrumpe. Y el Barça precisa más lo segundo que lo primero. También necesita gol, ahora que Etoo ha vuelto a borrarse de La Romareda. Los números lo dicen: en los últimos siete partidos se ha quedado dos veces a cero y en los otros cinco ha hecho sólo un tanto. Mientras, el Madrid metió siete de una sola vez.