NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Primera | Los lunes del Asador Donostiarra

"No hay gran diferencia entre un entrenador y un gerente de empresa"

Cuesta ver al Depor tan cerca del fondo. Una generación entera sólo le ha conocido peleando títulos con Madrid y Barça. Ahora toca sufrir. "Y la gente lo ha entendido", asegura Lotina en el Asador Donostiarra. Tener los pies en el suelo ayuda.

Luis Nieto
Actualizado a
Lotina pasa revista.
Pepe andrés

El trío de la bencina: Gabino, Rus y Lotina. Aquel pareado puso al Logroñés en el mapa del fútbol español en los ochenta. Luego, con ese trío ofensivo y otros, subiría a Primera, tendría su momento de gloria y volvería dolorosamente a su modestia. Pero de aquella aventura romántica queda Miguel Ángel Lotina Oruechebarría (Meñaka, Vizcaya, 1957), con mejor carrera como entrenador que como futbolista. De corto sólo jugó un año en Primera, en el Castellón. En el banquillo suma quince temporadas de carrera que han dado para todo: ascensos con Numancia y Osasuna, Champions en el Celta, título de Copa con el Espanyol y descenso con la Real.

"Dentro del área era el mejor del mundo y fuera, el peor. Estando en Segunda B le hice dos goles al Madrid en una eliminatoria de Copa. Nos ganaron 2-3 en Logroño. Stielike, por las bajas, tuvo que jugar de libre. Y después del partido Juanito dijo que si Lotina le metía dos goles al Madrid es que el alemán no podía jugar ahí. De aquel partido conservo la camiseta de Isidro y el recuerdo de Cunningham, que dribló a tres sin rozar el balón. En la vuelta me marcó Pérez García y no toqué la pelota. En el siguiente partido le mandaron vigilar a Keegan y tampoco la tocó. 'Mira, no sólo me pasó a mí", pensé. Pero en la vuelta, aquel Hamburgo...". Aquella noche pasó la gran oportunidad de Lotina: "El Salamanca vino a ficharme. Estaba en Primera. Hablé con mi presidente y me dijo: 'El Madrid ha preguntado por ti, pero no decidirá antes de dos meses. Haz lo que quieras'. Y esperé...". Luego jugó dos años (uno en Primera) en el Castellón de Planelles: "¡Qué futbolista! Era una mezcla de Baptista y Guti. Tenía un último pase sensacional. El problema es que yo lo veía cuando ya estaba en la ducha".

Lotina tomó al Logroñés en Segunda B y lo dejó en Primera. En cierto modo es patrimonio de la ciudad, aunque su corazón fue siempre del Athletic: "Yo estuve en el Calderón en aquella final de Copa del 77 contra el Betis. Tenía 19 años. ¡Vaya chasco que nos llevamos!". A San Mamés ha vuelto luego muchas veces, la última el pasado 25 de noviembre. Le hicieron llorar: "Los insultos fueron muy fuertes. Y yo soy de allí... Tuve posibilidades reales de dirigir al Athletic con Uría. Le pidió permiso a Osasuna para negociar conmigo y la semana que debíamos vernos le detectaron su enfermedad. También se dijo que Lamikiz me llevaría a mí si no seguía Clemente, pero acabó yendo Sarriugarte. No me obsesiona entrenar allí. Conocer gente es uno de los atractivos de mi profesión y allí ya conozco a mucha".

Le duele el Athletic y también le duele el Logroñés, ahora en competencia con el Recreación: "Éste fue un equipo que alentó el Gobierno de La Rioja, que buscó el apoyo de cuatro o cinco empresarios. Eso condenaba a la desaparición al antiguo Logroñés, cuyas acciones habían sido malvendidas. Sin embargo, las peñas lo mantuvieron vivo mientras el Recreación se quedaba sin público. Los intentos de fusión han fracasado. Ahora el Ayuntamiento intenta ayudar al Logroñés, pero está muy limitado porque las deudas con las administraciones no prescriben nunca". Y liga bien con La Rioja y Vizcaya Armando, el portero de 37 años que acaba de debutar en el Athletic: "Yo le traje al Logroñés, procedente del Sopelana, cuando era juvenil. El Athletic no le quiso entonces".

El Numancia. Otra aventura, el Numancia, del suelo al cielo de su mano, con un Copa mágica que le llevó desde Segunda B hasta el Camp Nou tras eliminar a tres primeras (Real Sociedad, Racing y Sporting). "Empatamos a dos en Soria y caímos 3-1 en Barcelona, después de adelantarnos. Fue fantástico. Cuando llegué a Soria iban a Los Pajaritos 800 personas, muchas mayores de cincuenta años. Aquella Copa desató el entusiasmo en la ciudad".

Luego llegó Badajoz, con malos resultados y buenos recuerdos: "Vi a Munitis en un Haro-Racing B y pedí su cesión. Hizo una pretemporada impresionante, pero después le pasó de todo. Ante el Moralo le dio un manotazo a un rival y le metieron siete partidos. Después sufrió un esguince de tobillo. Y cuando había jugado dos partidos me echaron a mí. Casi ascienden con Peiró. Munitis es un gran futbolista y un profesional intachable".

Lotina volvió a Soria y dejó al Numancia en Primera. Él se quedó en Segunda, para ascender a Osasuna: "El navarro es valiente, en la fiesta y en el trabajo". Y de ahí, a un Celta con cielo (la Champions) e infierno (despido antes del descenso): "Ganar en Milán fue una gozada. Lo que pasa es que aquella Champions descentró mucho a los jugadores". Más alegrías, en el Espanyol. Primero el título de Copa, ante el Zaragoza: "El día de la final es el más bonito que se puede vivir en el fútbol. El ambiente es precioso y todo está muy bien organizado. Ni un Madrid-Barça se le acerca. Y en nuestro caso, veníamos a pasarlo bien y acabamos ganando. El campeón debería ir a la Champions". Después llegó la salvación, con el agónico tanto de Corominas: "Es un jugador con velocidad y gol. Pero antes Gorka también nos había salvado con sus paradas. Es un gran portero, que hace vestuario. Jugará en la Selección". Y el curso pasado, la Real, que con Lotina se fue a Segunda: "Me gustaría volver algún día. Es ideal para un entrenador. Los futbolistas estaban muy comprometidos, incluso los que no jugaban. Quizá faltó un poquito de calidad. Savio nos ayudó. Y si Jesuli no hubiese tenido esa lesión en el pubis, nos habríamos salvado".

No afectó a su reputación. Tuvo tres ofertas en verano y eligió el Depor: "Me encanta trabajar aquí, porque la gente ha entendido la situación. Y eso es difícil cuando se pasa de grande a pequeño. Marcar objetivos en un modesto es sencillo, pero en un equipo que ha estado en Champions y en este momento no está cerca... Ahora, la gente está con nosotros. Peor lo tuvo Caparrós que, aunque contaba con Capdevila, Arizmendi o Andrade, tuvo que soportar la difícil transición de ser el equipo que ponía en apuros a Madrid y Barça a esto. Nadie me ha hecho un reproche desde que llegué. Y saben, como sé yo, que vamos a sufrir. El vestuario es muy bueno, pero la plantilla es la más joven de Primera. Es decir, tenemos muchos jugadores en crecimiento. Con poco pueden mejorar mucho". Primer problema, jugar sin Valerón: "Le falta ritmo, pero es un jugador que siempre saca la pelota jugada, aunque le acosen tres. Y tiene el respeto del vestuario". Segundo problema, la falta de refuerzos. Lotina quiso a Falcao y a Geovanni. Ha venido Wilhelmsson: "Tiene cosas. Es rápido, está enchufado y ha sido 48 veces internacional con Suecia". Tercer problema: no hay gol. "En Primera es muy importante. Ahí está, por ejemplo, el Espanyol. Tiene jugadores con pólvora". Cuarto problema, aquel horroroso puñetazo de Munúa a Aouate: "Quizá me precipité, entre otras cosas porque laboralmente no se les puede apartar y tampoco se les puede multar con más de 6.000 euros. Pedí opinion al vestuario. Los capitanes me sugirieron que apartara a los dos hasta el lunes siguiente y luego que pidieran perdón. Yo asumí la decisión. ¿Lendoiro? Me dio libertad. Sabe de fútbol. Con las SA ha entrado mucho empresario. No existe el dirigente de antes. A mí siempre me ha gustado el presidente antiguo, el que sabe. Y Lendoiro sabe. Con otro yo estaría en la calle. Quiero seguir aquí mucho tiempo". Quinta polémica, los tres centrales: "Los jugadores están más a gusto con este esquema. Desde que jugamos así somos líderes: siete puntos en tres partidos. No los pongo para defender más, sino para sacar la pelota jugada".

Lotina se confiesa admirador de Cruyff, "como jugador y como entrenador. Hasta que él llegó los defensas no se preocupaban de jugar. Hizo evolucionar el fútbol. Ahora es más difícil, pero mejor. Tiene más ritmo, más velocidad". De los jugadores que manejó se queda con Mostovoi y De la Peña, y de los que ve, con Raúl y Xavi: "Son un ejemplo para los chavales. De Messi, ahora el número uno, preguntadme dentro de seis años. Los otros ya han hecho ese recorrido. ¿Cómo no va a correr un jugador del Madrid si ve al capitán con 30 años haciendo lo que hace? Su espíritu ha jugado a favor del Madrid y en contra del Barça".

La profesión. Toca hablar de entrenadores: "Vienen bien Emery, Marcelino, Mendilíbar, Alcaraz. Los entrenadores tenemos que evolucionar. Yo no trabajo como hace veinte años. Es importante la tecnología y también los ayudantes. Yo veo los defectos en un partido y, por ejemplo, quiero insistir en los cambios de orientación. Entonces mis auxiliares me preparan un programa. El entrenador de porteros debería fichar a los porteros. Se va hacia la especialización, aunque el responsable final soy yo". "Este es un trabajo lleno de problemas que no se diferencia mucho del de un gerente de una empresa media salvo en que de él opina todo el mundo. Lo difícil es convencer al jugador de que debe ser parte de la empresa y no imprescindible en la empresa. La mejor virtud de un técnico es no ser caprichoso". Y de despedida, la Selección. Lotina jura que nunca quiso moverle la silla a Luis: "No me llamaron. Alguien se lo sugirió a mi agente y le contestó que volvieran a llamar cuando no hubiera seleccionador. Da prestigio que aparezca tu nombre como candidato, pero hay otros más capacitados. El mejor, sin duda, Del Bosque, porque su gran virtud es saber elegir".