Lo apodaron 'Jabalí', pero eviten llamarlo de esa manera

Lo apodaron 'Jabalí', pero eviten llamarlo de esa manera

No tuvo una gran idea el periodista que una tarde, entregado en cuerpo y alma a los valores de Fernando Navarro como futbolista, decidió bautizarle profesionalmente como El Jabalí del Besòs. Al menos no puede considerarse un apodo apropiado porque al primer interesado, o sea el propio Navarro, no le gusta que le llamen así. No le gusta nada. Y le importa un bledo que le expliquen que el jabalí, ese ejemplar tan hispano, se caracteriza por su capacidad de lucha.

Lo cierto es que la RAE no ayuda mucho a que Navarro se tome el mote de buena gana. En su diccionario, define jabalí como "variedad salvaje del cerdo, del cual se distingue por tener la cabeza más aguda, la jeta más prolongada, las orejas siempre tiesas, el pelaje muy tupido (...) y los colmillos grandes y salientes de la boca".

No es el caso de Navarro, un lateral zurdo corajudo y rápido, a quien el Barça regaló al Mallorca a cambio de que se hicieran cargo de su ficha: un millón anual.