No da miedo ni tiene nada que perder

Yo digo | Carlos Marañón

No da miedo ni tiene nada que perder

El Barça no da miedo. Por eso resulta tan peligroso. Cogido tácticamente por hilos, acechado por las lesiones (ausente Puyol, asustan menos), sin un goleador claro hasta el regreso de Etoo y con Ronaldinho deambulando, Rijkaard parece cada vez más incómodo. Y, sin embargo, ahí sigue, aguantando al trantrán detrás del mejor Madrid de los últimos años. Con la tontería, están a sólo dos partidos de un equipo de récord, gracias a la versión cóctel Molotov de un Valdés encendido, a un Messi que baila a las defensas aunque le cueste marcar y a ese angelito albaceteño con cara de bueno.

Los azulgrana son impredecibles porque ya no tienen nada que perder. Y ahí puede estar la clave. El efecto aliento en la nuca es menos evidente que nunca, y un Madrid que no se crea realmente la presión del segundo puede toparse con un incendio en el clásico final del Bernabéu si no solventa la papeleta en los campos donde el refranero sabio asegura que se gana la Liga. La victoria de este Barça ramplón ante Osasuna recordó mucho a algunas del Madrid de Capello la temporada pasada. Demasiado. Sería extraño que el Madrid olvidase su propia historia.