Cristiano Ronaldo podría dejar el Manchester United en 2010 a cambio de 9 millones de euros netos si decidiera denunciar su contrato con el club inglés ante el Tribunal Europeo de Arbitraje Deportivo (TAS). El pasado miércoles 30, el TAS dictó una sentencia histórica por el caso Webster, un modesto jugador escocés que decidió abandonar su club, el Hearts, para fichar por el Wigan rescindiendo unilateralmente su contrato un año antes de lo firmado.
El TAS estableció que la cantidad que debía recibir el Hearts era exactamente el dinero que a Webster le quedaba por cobrar del año de contrato que no iba a cumplir: 220.000 euros, una cantidad muy inferior a la que su club solicitaba por el traspaso y también a la que fijó la FIFA.
Ley y trampa. El artículo 17 del Reglamento de Traspasos de la FIFA permite a los jugadores rescindir su contrato a cambio de una indemnización si llevan más de tres años en su club de origen y son menores de 28 años, y de dos temporadas si son mayores de esa edad. A partir del final de esos períodos de protección, los jugadores que no tienen cláusula de rescisión pueden rescindir sus contratos a cambio de la indemnización que fije la propia FIFA, que para proteger a los clubes de los países donde no hay cláusulas de rescisión, en especial a los de la Premier inglesa y a los de la Serie A de Italia, ideó pedir cláusulas leoninas con afán disuasorio, tal y como pasó con Webster.
Pero el jugador escocés reclamó y el TAS ha fijado ahora el criterio para calcular la indemnización: la misma cantidad que al jugador que quiera irse le falte por cobrar en su club de origen. Esto, en el caso de Cristiano Ronaldo, suponen 9 millones netos. Pero la lista en interminable: Kaká, Drogba, Pato, Totti, Cesc Fábregas, Gerrard... todos los buenos, y los menos buenos, de Italia y de Inglaterra. Así de fácil.