Al final hubo unos 21.300 espectadores en las gradas del Estadio de los Juegos Mediterráneos aunque no se colgó el cartel de "No Hay Billetes", pero para la afición del Almería fue el mejor día de la historia, una jornada que no olvidarán por muchos años que pasen. La victoria sobre el Real Madrid por 2-0 será algo que contarán los almerienses de generación en generación.
Una hora después del partido, y en vez de atender en masa al autobús del Madrid, miles de seguidores esperaban a sus ídolos, los de su Almería. Le cantaron a Melo, Negredo, Corona, Ortiz, Alves. En realidad ya lo habían hecho durante todo el partido, en el que llevaron a los rojiblancos en volandas.
Les recibieron con un espectacular tifo en el que podían leerse cinco palabras: "Lucha y honor (Tribuna), corazón y sentimiento (en los dos fondos) y rojiblanco (preferencia)". Los cinco vocablos están incluidos en el himno del Almería, porque realmente el partido también sirvió de reivindicación a un escudo y certificó la mayoría de edad de la afición local.
Colores. Temían algunos un mini-Bernabéu, o al menos unos cinco mil madridistas en la grada (lo dijo el presidente Alfonso García en AS), pero no se vieron demasiados aspavientos ni camisetas blancas. Y hasta hubo algún reproche a Casillas por encararse con los recogepelotas en algún momento del partido. "Predominó el color rojiblanco", proclamó orgulloso Emery al final del encuentro.
Algunos sectores se vinieron arriba con el clásico "madridista el que no bote" y el festival acabó con olés entre la gente, que asistió incrédula al festival de su equipo y se lo dedicó a Manolo García, vicepresidente hospitalizado en el Virgen del Mar por un infarto. El fiestón de anoche fue un espaldarazo definitivo para una afición que hace poco más de un lustro casi se había extinguido en la ciudad y ahora está en 14.000 abonados con claras perspectivas de dispararse. El Almería va camino de ser el equipo revelación de la Liga y a día de hoy está a un punto de los puestos de UEFA, ¡Menuda fiebre rojiblanca!
