Escándalo de Iturralde

Primera | Sevilla 2 - Osasuna 1

Escándalo de Iturralde

Escándalo de Iturralde

morenatti

Se inventó un penalti de Osasuna en el descuento

Iturralde González es un atentado para el fútbol. El personaje le robó la Liga al Sevilla el año pasado en el último encuentro liguero, ocultando dos penaltis clarísimos del Mallorca, y, aún con la conciencia hirviendo, saldó la deuda pendiente. En el tiempo de descuento, sólo él vio mano voluntaria de Javi García cuando caía entre las piernas de Chevantón. Increíble. Como en Mallorca, actuó con intención, desvirtuando la justicia del juego. Lamentable.

El Sevilla, afortunado en esta ocasión, necesitó el regalo de Iturralde para sumar una sufrida victoria que permite respirar al equipo, pero que mantiene en el aire mucha incertidumbre y demasiada desesperación. El Sevilla volvió a estamparse con esa empanada mental que acompaña al equipo fuera de casa y que ayer apareció también peligrosamente en el Sánchez Pizjuán.

Osasuna manejó los nervios y las dudas del rival. Ziganda tenía bien aprendida la lección y plantó en el arranque a Dady y Margairaz muy adelantados, presionando a la dubitativa defensa sevillista. La salida de balón de Mosquera y Escudé se convertía en una misión casi imposible. El Sevilla era un manojo de ideas desordenadas, y abusaba del balón largo a Luis Fabiano, que acabó desesperado al ver tanto misil pasar por encima de su cabeza. Terminó obsesionado con el gol y se olvidó de ayudar y crear. Las prisas ahogaban al Sevilla, que pasaba de utilizar a Renato y Poulsen como las plataformas ideales para lanzar los ataques. Era como si el equipo sintiera que no había tiempo que perder. Error. Confundió la necesidad con la velocidad incontrolada.

Los navarros se sentían cómodos con este simple proyecto del rival. Se atrincheró atrás y dejó suelto a Dady, Juanfran y Vela. Con el agua al cuello.., aparecía la figura de Alves. El brasileño resurgió ante el desconcierto para ponerle chispa y fútbol de verdad a su equipo. Despertó a Navas y empujó desde atrás. Fue entonces cuando Luis Fabiano vio el cielo abierto, harto de perseguir el balón por el aire. Con alguna aparición de Capel, el Sevilla se reducía a estos nombres. El tiempo limó las fuerzas de Osasuna, que dio un paso atrás y eliminó la presión de los atacantes. Los centrocampistas sevilistas se sintieron más liberados y el Sevilla se soltó algo más. Y llegó el gol de Poulsen.

Pese a la ventaja, Manolo Jiménez fue incapaz de modificar el encefalograma plano del equipo, que navega a impulsos. Alves y Luis Fabiano jugaban a lo suyo y Osasuna entendió que había tiempo de rearmarse. Sola aprovechó una subida de Alves para destrozar a Poulsen y Mosquera con un solo regate. Minutos más tarde, Dady estrellaba el balón en el larguero. El Sevilla era incapaz de imponerse. Pero la malvada conciencia de Iturralde le echó una manita.