Siempre hay un estadio que, por una u otra razón, se le suele resistir a un equipo. Un campo en el que nunca se encuentra cómodo y en el que hacerse con la victoria se antoja siempre una misión imposible. Para el Barcelona, ese estadio es El Madrigal, un campo en el que el Villarreal siempre ofrece su mejor versión cuando le toca recibir a los azulgrana. Hasta ahora, lo han hecho en Liga (cinco victorias y una derrota en las seis últimas visitas culés), pero hoy toca a la Copa del Rey. Una competición que ninguno de los dos técnicos desdeña y que desde la entidad amarilla se considera como una buena opción para conquistar el que sería el primer título en la historia del club. Ya saben lo que es disputar una semifinal de la Champions (cayeron ante el Arsenal); también de la UEFA (les superó el Valencia); y ahora quieren plantarse, por primera ocasión, en una de Copa.
Pellegrini, fiel.
Para ello, Pellegrini confía en prolongar la brillante imagen que mostraron los suyos en el derbi contra el Valencia. El preparador chileno es fiel a una filosofía, la apuesta por el buen fútbol. Enfrente, a Rijkaard le han asaltado las dudas. El Barcelona ha perdido en las últimas semanas su fútbol vistoso para mostrar una versión más práctica, pero probablemente más efectiva. Los resultados le han acompañado, pero su juego ya no levanta pasiones. Ayer, el técnico holandés avisó a los suyos: quiere otra vez jogo bonito. Ahora falta que lo pongan en práctica.
Sin Etoo, en la Copa de África, y con Ronaldinho todavía de baja por una lesión que se eterniza, Thierry Henry ha asumido los galones. El francés rinde mejor cuando se siente importante. Y ahora lo es. Junto a Messi, que reapareció frente al Racing y hoy seguirá teniendo minutos.
Pero ninguno de ellos intimida a un Villarreal que ya sonrojó a los azulgrana en Liga con un claro 3-1 y que confía en el estado de gracia de Nihat Kahveci. El turco está con el punto de mira muy afinado y está formando con Rossi una dupla de las más efectivas de la Liga. Por detrás, la magia de Pires, siempre motivado ante los culés, y la velocidad de Cazorla para intentar abrir huecos. Duelo por todo lo alto y que promete buen fútbol, siempre que el Barça quiera.
El Madrigal, campo maldito para Frank Rijkaard
A Frank Rijkaard se le atraganta El Madrigal. Sin duda, el feudo amarillo es el estadio que más se le resiste en Primera, un campo que le trae malos recuerdos y en el que ha firmado su peor balance con el Barcelona a domicilio. Así, en las cinco ocasiones en las que ha visitado El Madrigal al frente del conjunto azulgrana en Liga, su registro ha sido muy negativo: cuatro derrotas y un triunfo. Esa única victoria del Barcelona llegó en la campaña 05-06, cuando los culés se impusieron por 0-2, pero el que se sentó en el banquillo fue Ten Cate, segundo entrenador, ya que Rijkaard no viajó debido a una infección pulmonar. Las otras cuatro visitas con el holandés se saldaron con claras derrotas: 2-1 en la 03-04 (José Mari y Anderson; y Kluivert); 3-0 en la 04-05 (doblete de Forlán y Gonzalo); 2-0 en la 06-07 (Pires y Marcos); y 3-1 este año (con tantos de Cazorla y dos de Senna; Bojan por el Barça).
