El ser o no ser de Cristiano Ronaldo en el Real Madrid

Barça y Madrid se miran mutuamente con envidia. El Barça porque detesta ver al Madrid a siete puntos, batiendo récords ligueros. El Madrid porque ve que al Barça lo adornan jugadores de más bella figura. Hace tres años era lo mismo, pero al revés.

El Madrid corrigió, fichando a Capello y mandando a los galácticos a la calle. Dados los resultados conseguidos en el último año y medio eso se consideraría (para cualquier club normal, incluso un Manchester United) misión cumplida. Pero no. Esa envidia, ese hambre ilimitada del espectáculo que tiene el Bernabéu ha generado un clamor para que se fiche un jugador que ilusione. Y, naturalmente, los ojos se han puesto en el mejor jugador joven del mundo que no milita en el Barça, Cristiano Ronaldo.

¿Vendrá o no vendrá? Lo único que sabemos es que esto tiene el potencial de ser un culebrón tan largo e intenso como el que vivimos hace cinco años, cuando se empezó a hablar de otro jugador del Manchester para el Madrid, un tal Beckham, cuyo puesto acabó ocupando Cristiano.

¿Qué factores decidirán el desenlace de la telenovela? Primero, como siempre, el dinero que esté dispuesto a desembolsar el Madrid (que será mucho, ya que aunque gane la Liga este año, la necesidad de fichar a un crack seguirá siendo igual de apremiante). Segundo, los deseos del jugador. Quizá sea verdad que su mamá sueñe con que vista la camiseta del Madrid. Pero si llega el día en el que el luso se lo tiene que pensar en serio, factores menos románticos entrarán en juego. Como por ejemplo, ¿en cuál de los dos clubes me pagarán más por vestir prendas japonesas? O, ¿será más o menos fácil ganar el Balón de Oro con Robinho y Van Nistelrooy, o con Rooney y Tévez? O, ¿cuándo salga de juerga con mujeres, le molestará más la prensa española o la inglesa?

El Madrid debería de hacerse otra pregunta: ¿La llegada de Ronaldo no arriesgaría romper el equilibrio táctico y psicológico de un equipo ganador? Pero dudo mucho, llegada la oportunidad de ficharle, que se la hagan.