Mientras Leo Messi se ejercitó por primera vez ayer con sus compañeros, en los despachos del Camp Nou seguían dándole vueltas al viaje que el argentino hizo el pasado domingo a Doha (Qatar). El argentino aprovechó el día de asueto para cumplir un compromiso humanitario. Messi será la nueva imagen para la lucha contra la malaria en el continente africano, algo que parece haber surtido efecto entre los más jovenes.

Pese a que en la directiva el viaje no gustó, el futbolista no será sancionado. El código de régimen interno más famoso del mundo no recoge ningún tipo de sanción para casos como el protagonizado por Messi, por lo que nadie del club le puede decir nada sobre su decisión. Es más, el entorno del futbolista no entendería un castigo económico por haber viajado cuando en el plan de esfuerzo programado por los servicios médicos para el pasado domingo no había nadie apuntado en la pizarra.

Encuentro casual. Messi aprovechó la cita para saludar a Sandro Rosell, ex vicepresidente deportivo del Barça e íntimo de Ronaldinho, al igual que el argentino. El encuentro entre ambos fue puramente casual, puesto que el futuro candidato a la presidencia hacía días que andaba por Qatar, observando las evoluciones de los mejores futbolistas africanos nacidos en 1994 y que viven una excitante aventura en el Aspire Academy for Sports Excellence.