El Sardinero tiene un nuevo ídolo: el técnico Marcelino García Toral. El Racing había salido al campo subido de revoluciones, dispuesto a congraciarse con una afición que sueña. Los cántabros pusieron pronto en aprietos a su rival, con una internada del joven canterano Iván Bolado que frenaron en seco Ayala y Sergio. La delantera racinguista pidió en vano penalti y volvió a la carga sin perder un minuto, aunque no con los mejores modos: Mohamed Tchité intentó un chilena de espaldas a la portería de César, pero en lugar de cazar la bola, cazó al argentino Fabián Ayala, que quedó casi noqueado. El burundés fue amonestado por juego peligroso y Ayala recibió un golpe que acabó llevándole al banquillo a la media hora. Se notaban los nervios, las ganas de agradar de unos y las urgencias de otros.
Con El Sardinero espectante ante el arranque trepidante del encuentro, el brasileño Ricardo Oliveira ganó la espalda a la defensa local y cedió atrás para que Diego Milito fusilara a Coltorti. El portero suizo repelió el disparo, pero Oriol no acertó a recoger su rechace y Oliveira se cobró el 0-1. La eliminatoria había dado la vuelta. Los hombres de Marcelino García Toral habían saltado al campo sabedores que el 1-1 de la ida ponía en sus manos la eliminatoria, pero el gol del brasileño acababa de romper el guión.
Oliveira tuvo en sus botas el 0-2 minutos después, cuando volvió a ganar la espalda a Garay y Oriol, regateó a Coltorti y, cuando ya se disponía a marcar a puerta vacía, le robó el balón Pinillos. El susto hizo despertar al Racing del aturdimiento que le había producido el gol, Colsa puso orden y el equipo volvió a su juego.
El Racing que ha formado Marcelino no destaca especialmente por su capacidad goleadora (en 19 partidos de Liga lleva 20 goles), pero se sabe en estado de gracia y exprime como pocos a sus rivales. La delantera racinguista lo siguió intentado con más corazón que acierto. Hasta el minuto 24, cuando Colsa colgó un pase sobre el área y Tchité se adelantó a los defensas -entre ellos a un Ayala todavía grogui- para conectar un cabezazo que batió a César.
La eliminatoria volvía a empezar con el empate. Pero antes de que el Zaragoza pudiera replicar, subió el 2-1 al marcador. Jorge López colgó otro balón al área y Oriol redimió su error en el tanto de Oliveira con un testarazo que se coló a la izquierda de César. Dos tiros a puerta, dos goles. Los hombres de Garitano ni se lo explicaban y los de Marcelino sentían que todo les salía. Hasta el punto que el argentino Garay se permitió lanzar un globo a César desde su propio campo que el cancerbero visitante atajó justo sobre la raya de gol.
Ander Garitano, que se estrenaba en el cargo tras apenas dos entrenamientos conocer a sus jugadores, tiró de banquillo tras el descanso y metió a Sergio García por Diogo. Pero el cambio no surtió efecto. A esas alturas, el partido era un monólogo. El Racing presionaba al Zaragoza en su propio, forzando ocasiones a balón parado. En la primera, Garay lanzó un disparo que atajó César. En la segunda, Jorge López sirvió un saque de esquina a Serrano para que éste fusilara a César desde la frontal del área.
El 3-1 encendió a El Sardinero, que hacía la ola y coreaba el nombre de su nuevo ídolo: "¡Marcelino, Marcelino, Marcelino! Diego Milito se encargó de apagar temporalmente la fiesta con un gol que metió el miedo en el cuerpo al Racing a diez minutos para el final y le recordó la jerarquía de la delantera a la que se enfrentaba. Pero las esperanzas de los aragoneses duraron poco, lo que tardó Garay en poner el 4-2 con el tiempo casi cumplido.