Debe ser un farol, un movimiento de cintura con el único fin de despistar a quienes intentan marcarle. Poco dado a desvelar sus planes, hasta el punto de que resulta casi imposible acertarle una alineación, Frank Rijkaard mostró ayer un presumible equipo titular para el clásico. De hecho, eran los mismos que afrontaron la segunda parte en Mestalla, tras la lesión de Leo Messi, y acabaron de rematar al Valencia (0-3). Ni Deco ni Ronaldinho figuraban en esa formación, y tampoco estaban ayer.

Sorpresas. Con Víctor Valdés en la portería y la mejor defensa posible (Puyol y Abidal en los laterales, Márquez y Milito en el eje), las sorpresas de Rijkaard comienzan a partir del mediocampo. Sorpresas relativas, todo sea dicho. La presencia de Gudjohnsen como interior izquierdo, donde casi todas las apuestas ponían a Deco, da por hecho que Rijkaard podría premiar el buen rendimiento del islandés, por encima de la jerarquía de un portugués que aún no está al cien por cien. Xavi, Touré y Gudjohnsen forman una medular claramente dirigida a contrarrestar con más músculo que toque los eléctricos embates del Real Madrid.

Contra la opinión de la mayoría, Rijkaard parece dispuesto a sentar a Ronaldinho por primera vez en el Camp Nou, asunto tabú -por impensable- desde su llegada al Barça, en 2003. Para que la hipotética decisión resulte más discutible, si cabe, el brasileño hizo (de falta) uno de los dos goles con que los suplentes ganaron el ensayo.