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Primera | Atlético de Madrid 1 - Getafe 0

La locura tiene equipo: el Atleti

El Getafe mereció más, pero falló. Decidió Forlán Rojas a Kun, Licht, Pato y Reyes. Contra, de portero. Tremenda tensión. Y al final, el Atleti es tercero.

Actualizado a
<b>VIBRANTE. </b>El partido tuvo de todo. Abbondanzieri fue expulsado y Contra tuvo que ponerse de portero. Reyes intentó aprovecharlo, pero el rumano despejó así su disparo.

Tendrán que perdonarme si hoy no logro escribir una crónica ordenada y con sentido. Es imposible organizar el caos, la locura, la avalancha de excepcionales sucesos que el Atlético y el Getafe protagonizaron ayer en el partido más desquiciado que recuerdo, y eso que el listón en el Manzanares estaba ya muy alto. Eso sí, tras la tempestad, la calma trajo una conclusión evidente: la locura es del Atleti. Se llevó tres puntos imposibles gracias a un gol de Forlán (un sabio entre un ejército de adolescentes) y acaba la jornada tercero, muy bien asentado en la zona de Champions. La flor de Aguirre agiganta su leyenda.

Empecemos por el gol, porque fue lo único de la tarde que tiene una explicación fácil: el Atleti derrocha talento. Fue un fogonazo. Saque de Abbiati, Agüero peina a la banda izquierda por donde llega Simao, que encuentra un hueco invisible entre las piernas de los defensas para regalarle el gol a Forlán, que es de naturaleza agradecida y siempre responde. Tan sencillo, tan complicado. Era el minuto 19. A partir de ahí, la locura.

Lo primero, loas al Getafe, un equipo. Un señor equipo. Pero, ay, sin gol ni fortuna ayer. Una afición como la del Atleti, que no se inmutaría si se encontrase un conejo rosa gigante sentado en el sofá del salón, se quedó varias veces sin palabras al ver cómo el rival fallaba lo imposible. Albín nunca olvidará este día. Seguramente ahora crea en fantasmas. El desdichado uruguayo cantó gol dos veces en su cabeza y en ambas el destino decidió torearle. Y con saña.

Como siempre, todo comenzó en Granero, un proyecto fabuloso. En el 27' rompió al Atleti con un pase que dejó a Pablo Hernández solo ante Abbiati. El extremo, generoso, vio que la posición de Albín era aún mejor: solo a un metro de la portería vacía. El remate acabó fuera y no me pregunten cómo. No hay explicación. El destino pareció regalarle la redención al charrúa en el 49', pero era recochineo. Disparo de Granero y paradón de Abbiati, el balón da en el larguero y cae manso en el área pequeña. Albín cabecea a gol. O no. De la nada aparece el portero y la pelota bota en la línea. El gran mérito de Albín fue no colgar las botas en ese mismo instante.

Entre ambas ocasiones-milagro, el partido había ido calentándose, con una roja perdonada a Maniche y el Cata intentando que le cambien el apodo por Cate. Entre barullo y barullo, el Getafe tocaba de lujo, pero llegaba sin pólvora y el Atlético esperaba una contra definitiva, que parecía al caer. Y cayó, pero...

Fue en el minuto 50. Agüero se plantó ante el Pato y el control se le fue largo, pero el portero olvidó el balón y corrió hacia el Kun. Tal vez nunca chocaron, tal vez sí. El caso es que el punta cayó y Clos optó por amonestarle. No fue penalti, tampoco debió ser tarjeta, pero fue el inicio del desmadre definitivo.

Gran lío.

El Getafe, cada vez más dominante, empezó a buscar enemigos por todas partes, porque el cero de su marcador no se explicaba sólo con los once del Atleti. Granero, entrenador de niños y estudiante de Psicología, acabó empujando a un recogepelotas de unos once años, así que calculen la temperatura del choque. Demasiada sin duda para el pobre Clos Gómez, Manolo guardia urbano intentando mantener el orden en Dodge City. Lógicamente, todo acabó en desastre.

Bastaron doce minutos, del 65 al 77. Agüero se ganó la segunda amarilla por una mano dentro del área, Licht le siguió a la calle por una entrada por detrás, Pato se autoexpulsó por provocar primero y patinar en una salida después y Reyes, bueno, lo suyo es de estudio. El Getafe jugaba con nueve y Contra de portero, el Atleti ganaba y por primera vez parecía con el partido en el bolsillo. Así que el genio utrerano le dio una coz por detrás a Albín en campo getafense que merecía la roja y la cárcel. Con doble condena: por la patada y por la estupidez. Menos mal que se gana la vida con los pies, porque...

El final fue una sucesión de risas y lágrimas: Contra cayendo como un saco para evitar un gol, el Cata disfrazado de momia, paradón de Abbiati a Kepa, siete minutos de prolongación, el Geta volcado buscando justicia, pero... La locura había decidido: su Atleti ya va tercero.