El objetivo es ganar, pasar y acabar con el maleficio

Liga de Campeones | Werder Bremen - Real Madrid

El objetivo es ganar, pasar y acabar con el maleficio

El objetivo es ganar, pasar y acabar con el maleficio

real madrid.com

Alemania y el Werder, obstáculos del Madrid camino de octavos

Alemania es la cueva donde se esconden los fantasmas del Real Madrid. Por eso cada viaje entraña un desafío deportivo y moral, algo así como una visita al cementerio en una noche de niebla. En esas condiciones no es tan raro que el Madrid sólo contabilice una victoria después de 21 partidos jugados en ese país.

Y no es que el Real Madrid deteste Alemania, muy al contrario. De hecho, siente una querencia histórica por lo alemán que hace, por ejemplo, que entre los extranjeros más recordados estén Breitner, Netzer o Stielike, por no hablar de Schuster. Será, quizá, porque simbolizan la fortaleza y la fiabilidad tecnológica, virtudes muy apreciadas en la casa. O será, tal vez, porque el Madrid, sin iguales en el fútbol de clubes, se ha encontrado cierto parecido con la selección alemana y con lo que significa en el orden mundial. Ya saben: el fútbol es un juego de once contra once en el que siempre gana Alemania.

Llamar a los madridistas vikingos es una exageración geográfica que en su origen quiso incluir a los daneses (Jensen) y a los rubios en general, pero la inspiración del Madrid y su pose son germánicas, aunque Bernabéu naciera en Almansa y Di Stéfano en Buenos Aires.

Valga la introducción para señalar que el partido de esta noche es, además de importante, ilustre. Al Madrid le basta un empate para clasificarse y una victoria le colocaría, prácticamente, como campeón de grupo. Perder dejaría el pase a octavos pendiente de la visita en la última jornada del Lazio. Los números del Werder Bremen no son tan elásticos. Su supervivencia en la Champions pasa por ganar esta noche y la próxima, en Atenas.

Bajas. La ausencia de Diego, sancionado, hace todavía más delicada la situación de los alemanes. Después de perder a Klose (vendido al Bayern) y Frings (lesionado) parece un milagro que el equipo se reponga de otra ausencia vital. Y hay más problemas. Wiese, portero titular, será baja. Tampoco está disponible Almeida. Ni Klasnic, al que trasplantaron un riñón en enero y al que el club olvidó inscribir en la Champions esta temporada.

Quien sí estará en el once inicial es Sanogo, que la pasada semana se lio a tortas con Carlos Alberto, lo que motivó que ambos fueran excluidos del último partido. Lo cierto es que cuesta entender cómo el Werder Bremen ocupa el segundo lugar de la Bundesliga, a un punto del opulento Bayern, después de sumar 12 de los últimos 15 puntos.

El escenario también importa. La ciudad libre hanseática de Bremen (nombre oficial) es un lugar insigne. Castigada en la II Guerra Mundial (cayeron 890.000 bombas), es famosa por el cuento Los Músicos de Bremen, de los hermanos Grimm. En el relato, un burro, un perro, un gato y un gallo deciden abandonar a sus amos (que los quieren matar por viejos) para hacerse músicos en Bremen. Los animales nunca llegan al destino, pero de camino, y subidos los unos a los otros, ahuyentan a unos bandidos y okupan su casa. La moraleja es inapelable: "En cualquier parte se puede encontrar algo mejor que la muerte".

Para corresponder a la tradición, que dice que da suerte tocar las patas del burro, Calderón se acercó ayer y agarró las extremidades del asno con entusiasmo indisimulado.

Olé. En ese ambiente de optimismo, Schuster llegó a Alemania y se declaró alemán de Andalucía, asunto en el que pudo influir el viaje en avión junto a Toñín El Torero. También elogió la paella, creo que para dar envidia a sus compatriotas. No descarto que le retiren el pasaporte. Por cierto, el técnico apostará por el equipo de Murcia con la duda de Cannavaro o Metzelder.

Se espera una gran entrada en el Weserstadion (42.000), que toma su nombre del río Weser, el más grande de Alemania, cuyo cauce discurre muy cerca del campo, lo que añadirá humedad al frío (en torno a cero grados). En ese río se libró la batalla del Weser: las legiones de Tiberio y Germanicus contra las tribus locales. Ganó Roma. Esta es otra historia. O no.