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Rojas, suspendido de por vida por un caso muy parecido

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El portero chileno Roberto Rojas protagonizó un incidente el 3 de septiembre de 1989 que acabó con su carrera deportiva. Rojas fingió haber sido alcanzado por una bengala en un partido contra Brasil de clasificación para el Mundial de Italia 90.

En el minuto 69 de aquel encuentro, Rojas se desplomó. Junto a él ardía una bengala. Compañeros y rivales fueron a socorrerlo mientras su rostro se llenó de sangre. La selección chilena abandonó el campo. Perdía 1-0 y si le daban el partido por ganado iría al Mundial. Pero se descubrió el engaño. La bengala no alcanzó a Rojas. Chile dijo que pudo ser una esquirla, y los expertos explicaron que las bengalas no se fragmentan ni arrojan metralla. La conspiración empezó a derrumbarse: el reportero argentino Ricardo Alfieri publicó una foto donde se veía la bengala cayendo a casi dos metros de distancia del portero chileno. La FIFA entró a fondo en el asunto.

Después de una profunda investigación se concluyó que Rojas fingió. El portero chileno siguió insistiendo en su inocencia durante casi dos meses, pero al final se quedó sólo y se derrumbó. Confesó que llevaba un bisturí oculto en uno de sus guantes y que aprovechó para autolesionarse. Quería ganar en los despachos. La de Rojas fue, sin duda, la mayor profanación al fútbol que se hizo jamás en el mítico Maracaná, que fue el estadio que albergó ese Brasil-Chile.

La FIFA sancionó a Roberto Rojas de por vida, aunque le levantó el castigo en 2001, doce años después. Pero el guardameta chileno ya no volvió a jugar al fútbol y, casualidades de la vida, encontró trabajo... en Brasil. Como entrenador de porteros del Sao Paulo, al que luego entrenó.