"El Athletic es mi padre y el Almería, mi madre"

Primera | Almería

"El Athletic es mi padre y el Almería, mi madre"

"El Athletic es mi padre y el Almería, mi madre"

JUAN FLOR

'Magu' fue un genial medio del Athletic en los cincuenta. La pierna derecha que ahora tiene para el arrastre por un virus de quirófano deleitó a La Catedral, donde estuvo a punto de ejercer como técnico local. A cambio, llegó por la puerta grande con la Agrupación Deportiva Almería.

José María Maguregui (Miraballes, 73 años) hará una excepción el domingo. Irá a San Mamés. No es que no siga al Athletic, cuyo partido compra cada domingo para seguirlo en casa con el corazón en un puño, sino que le resulta una tortura física. La infección de quirófano que le atrapó hace tres décadas al ser operado de menisco le ha dejado para el arrastre su pierna derecha, la que mandaba la pelota donde quería en los años cincuenta sobre la hierba de La Catedral. "No puedo ver los partidos en la tribuna, sólo estoy cómodo en el palco", lamenta el gran Magu. La visita de la Unión Deportiva Almería, el nuevo club de la ciudad donde encontró su segunda casa, le obliga a un esfuerzo. "El Athletic es mi padre y el Almería, mi madre", asegura con orgullo a AS apurando un descafeinado en el Club Deportivo de Bilbao.

Poco amigo de los focos, Maguregui comprende el interés de los medios por su persona en esta semana. No en vano, es historia viva en ambos clubes. Jugó nueve temporadas a un nivel formidable en el Athletic junto a su inseparable Mauri. Hace casi medio siglo ya, marcó tres goles de bandera en San Mamés al Real Madrid de Kopa, Rial y Gento. Fue siete veces internacional. Se despidió nada menos que con un 0-5 en Bélgica, con Di Stéfano y Luis Suárez marcando goles a pares.

En Almería, le idolatran. Y es que fue el responsable de colocar por primera vez a a la ciudad andaluza en la elite del fútbol. Es más, dejó invicto a su equipo en el Antonio Franco Navarro en sus dos temporadas allí, la del ascenso y la 1979-80. Finalizó la campaña en novena posición, a dos puntos del Athletic, séptimo. "Toqué techo allí y me fui al Espanyol, donde había jugado", valora 27 años después. Arsenio Iglesias tomó el testigo, pero la Agrupación Deportiva Almería decidió destituirle poco antes de visitar La Catedral, situando a quien fuese ayudante de Maguregi, Salvador Etxabe, un extremo izquierdo que jugó quince partidos en el Athletic y le acompañó en aquella aventura. Hubo un tercer técnico a la desesperada, Enrique Alés. Irremisiblemente, los rojiblancos terminaron últimos. Fue el principio del fin de un club al que se lo comieron las deudas.

"Almería supone mucho para mí. Veraneé mucho allí, tenía y tengo un montón de amigos", destaca la vieja gloria rojiblanca. "Me llevaron al homenaje por el último ascenso y Emery me causó una gran impresión. Vi que sabía lo que tenía que hacer. Le advertí de que Segunda no es Primera. Han acertado con los fichajes", argumenta.

De hecho, se quedó impactado por el partidazo que soltaron los almerienses en el Santiago Bernabéu, donde sólo el árbitro les apartó de la victoria: "Me impresionaron mucho, tuvieron a todo un Madrid contra las cuerdas. Llegaron arriba con gran facilidad y jugando muy bien la pelota".

Tiene una espina clavada con un futbolista de su Almería: Juan Rojas. El extremo era su ojito derecho. "Podía haber sido un jugador fabuloso, extraordinario, pero prefirió quedarse en Almería", rememora. Si bien destacaba la solidez del colectivo, salen de su boca los nombres del guardameta César, el ex rojiblanco Garay, Martínez y su goleadores, Rolón y Andoni Murua, a quien luego llevó al Espanyol.

Maguregui, con una dilatada trayectoria en los banquillos de Primera y Segunda, no pudo sentarse en el banquillo local de San Mamés. "Estuve a punto de fichar con Pedro Aurtenetxe como presidente, pero al final se decantaron por Howard Kendall", recuerda. Fue en la época en la que el preparador vizcaíno se hizo cargo del Atlético de Madrid: "Jesús Gil estaba un poco verde y no tuvimos suerte con las lesiones", dice con pesar. Y es que Maguregui no estaba, ni mucho menos, acostumbrado a las destituciones. "Este año veo que el Atlético tiene un gran equipo, peleará por estar muy arriba, quizás incluso por la Liga. Ha perdido a Torres, pero con todos mis respetos para el chaval, gana con la llegada de Forlán. Y Agüero está impresionante, tiene velocidad y es listo de cara a puerta".

No tiene la misma sensación con su club del alma, pero no pierde la fe. Llegarán tiempos mejores. "Me entristece ver al Athletic así, espero que este año no pasemos los apuros de los dos últimos. El fútbol es gol y a nosotros nos falta. Creo que Aduriz y Llorente tienen capacidad para marcar, pero mientras no lo logren hay que hacerse todavía más fuertes atrás", recomienda. Siempre ha dado gran importancia a la portería y presume de haber entrenado a grandes guardametas (Fenoy, César, Damas, Urruti...). Por ello, está encantado con Iraizoz. "Transmite grandes sensaciones", destaca.

Sueña con que algún día brote de Lezama un futbolista espectacular, que marque una época: "Ahora estoy disfrutando cada vez que veo a Messi, es un fenómen".

Los viejos aficionados rojiblancos viven de los recuerdos. Cuando este periodista le cuenta que su fútbol traía loco a mi padre, Magu saca pecho. "Se nota que tenía buen ojo", presume creyéndoselo.