"Les decía que yo presidía el Madrid, pero ni caso..."

Ramón Calderón

"Les decía que yo presidía el Madrid, pero ni caso..."

Presidente, está usted ya a 'salvo' en Nueva York, pero supongo que habrá vivido una odisea...

Estas cosas pasan. En este país hay una gran obsesión por la seguridad y ha dado la fatalidad de que algún individuo perseguido por la justicia en Estados Unidos tiene un nombre similar al mío.

Cuente cómo sucedió.

Pues me vine a Nueva York por el inicio de la temporada de ópera, en viaje privado, con mi esposa María Teresa. Resulta que en la aduana, al mirar el pasaporte, me invitaron a acompañarles a una sala. Allí me explicaron que tenían en la lista de delincuentes más perseguidos un nombre que coincidía con el mío. Fíjese en qué situación me vi. Y a todo esto, mi mujer esperando fuera, sin información.

¿Qué trato recibió de la Policía de aduanas?

Correcto, muy correcto. Ya sabemos que esta gente no se significa por la simpatía, pero en todo momento me sentí bien tratado. Lo único malo es que no valía de nada lo que yo les dijera...

¡Qué impotencia sentiría!

Imagine. Por supuesto ya no le digo que les insistí mil veces en que yo no era el delincuente que buscaban. Y que era el presidente del Real Madrid, también lo dije para que lo comprobaran. Pero ni caso, el protocolo policial había que cumplirlo a rajatabla.

Y allí aguantó el chaparrón como uno más.

Claro. Llamé al club, a la embajada. Lo que me dejaron... Pero me tuvieron más de dos horas esperando a que desde Washington les dieran la orden de dejarme ir, una vez que comprobaron que todo era un error. La Policía aquí (por Nueva York) es inflexible. Si llegas en viaje privado eres uno más. No hay privilegios de ningún tipo. En fin, es una forma de actuar que no compartimos pero que hemos de entender que es así en este país.

¿Le dijeron cómo se llamaba el delincuente de la lista negra?

Pues algo así como José Ramón Ramos. Creo que es un venezolano... No sé muy bien. En mi tarjeta de embarque ponía José Ramón Calderón Ramos y ahí empezó el enredo.

Le puedo decir que en España circulan dos versiones de lo ocurrido: una chistosa y otra más oportunista.

Ya, ya. Lo he visto en internet. Algunos dicen que me han detenido en extrañas circunstancias. ¡Qué barbaridad! Hay quien no desaprovecha para crear confusión. Lo que me ha sucedido le ha ocurrido a muchísima gente y a muchas personas importantes de España al llegar aquí. Prefiero a los que se lo toman a broma y hacen algún chiste fácil. (Ríe).

Pero verse ahí, aislado, no debe ser muy divertido.

Pues le voy a decir la verdad, no me inquieté en ningún momento. Lo que me fastidiaba es que había viajado con mi mujer para ir a la ópera y nos lo íbamos a perder. Por suerte llegamos al Metropolitan sólo con cinco minutos de retraso.

Y hoy (por ayer), segunda sesión en el Metropolitan.

Sí. Ayer cenamos con Plácido Domingo, un gran madridista, y bromeamos con el incidente de la aduana. Hoy él dirige a la orquesta y nos va a dedicar la obra. Mañana estaré en Madrid para llegar al partido del Betis. Ganar al Betis es lo importante. Lo de Nueva York es una anécdota.