"Repaso los últimos 180 minutos del Barça y llego a una conclusión rápida. Bien contra el Olympique de Lyón y mejora notable contra el Sevilla. Muy bien, quiero ver si hay continuidad. Primero, contra el Zaragoza este miércoles y, sobre todo, el próximo sábado en el campo del Levante (...) No hay concentración que valga con una mala colocación en el campo. Una vez más, todo lo resumo a esos 15 o 20 metros más adelante o más atrás de la defensa, y por extensión de los medios, y por extensión de los delanteros. Unos empujan a los otros (...) En cuanto a la no presencia de Ronaldinho el día en que el Barça apuntó síntomas de mejora, varias reflexiones. La primera: el equipo es más importante que el individuo. A la hora de hacer el equipo -y de planificar los tres cambios-, siempre hay que poner a los mejores, o mejor dicho, a los que mejor estén. Tengan la cara que tengan, se llamen como se llamen. Y si Ronaldinho, o el que sea, no está bien porque viene de jugar de su selección, porque viene de un viaje largo o lo que sea, no pasa nada. Habrá partidos para él y para todos. Seguro. Y más este año. Lesiones y sanciones aparte, es imposible que -portero al margen- alguien lo juegue todo esta temporada (...) Es la ley del fútbol y el vestuario lo sabe. No se vive de lo que has sido sino de lo que eres. Si juega uno que no está bien, el técnico se equivoca y con su decisión perjudica a todos. Al equipo porque lo limitas, al jugador que no está bien porque todos verán sus carencias y a él mismo por no impartir justicia futbolística. Repito, hay tiempo para todo (...)".