NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Liga de Campeones | Arsenal 3 - Sevilla 0

La Champions exige más

Cesc destrozó a un Sevilla con demasiado miedo

Actualizado a
<b>DERROTA. </b>Palop intenta hacerse con el balón ante la llegada del jugador del conjunto inglés Adebayor.
morenatti

Hacía mucho tiempo que el Sevilla no se sentía inferior en un terreno de juego, como ocurrió en el Emirates. Este grupo no conocía el respeto y se había acostumbrado a dominar siempre las situaciones. Ante rivales poderosos como Barça y Milan, ofreció una imagen mucho más descarada, independientemente del resultado final. Ayer le costó un mundo adaptarse al partido, se asustó demasiado pronto, tuvo miedo y lo pagó. El Arsenal, sencillamente, fue superior.

El estreno le vino grande a muchos futbolistas, que jugaron reprimidos, con demasiadas ataduras, sin querer incordiar al rival. Como el invitado que no desea molestar al anfitrión. Quizá, Juande se equivocó en la elección. Lo cierto es que todos jugaron por debajo de su nivel. El Arsenal se adueñó del partido hasta anular esa fortaleza del Sevilla que parecía indestructible hace sólo unos días.

Los gunners jugaron como siempre. Wenger defendía con todos y su equipo emprendía cada acción como si fuera la última. Las contras las armaban Adebayor, Van Persie y alguno de los extremos. Sólo dos o tres efectivos, aunque parecían mil. Y es que este Arsenal juega bailando. Sus jugadores no corren, flotan y se intercambian posiciones a la velocidad de la luz, una locura para el Sevilla. Cesc ordenaba todos los ataques, Van Persie se descolgaba de los centrales y Adebayor amenazaba constantemente. Con un par de toques, se plantaban en la frontal del área sevillista, donde se jugó todo el partido hasta dejarlo sentenciado. A eso contribuyeron Martí y Poulsen, que defendieron muy atrás, y la inesperada ausencia de garra, para alivio de Cesc. El Arsenal vivía al lado de Palop y sacó petróleo de un tiro del español que golpeó en Escudé.

El Sevilla nunca se soltó y convivió con la inferioridad. Alves no empuj Navas se perdía como en otras citas importantes, los centrales estuvieron incómodos; Martí, sobrepasado; Kanouté no apareció y Luis Fabiano ni la tocó. Wenger metía a sus once hombres a defender y el Sevilla nunca se atrevió a lanzarse sobre esa red. Poulsen puso una pizca de rabia, el resto no estuvo a la altura.

El Arsenal detectó el pánico y buscó la sentencia inmediata. Otro toque divino de Cesc (¡cómo diablos este chico no es titular en nuestra Selección!) acabó con el gol de Van Persie. Se acabó. Juande, consciente del error, tiró de la madurez de Keita, Renato y Kerzhakov, pero era muy tarde. La Champions exige más. Una lección que el equipo aprendió anoche.