Thiago Motta estará de baja alrededor de cuatro semanas debido a la rotura del asa del cubo del menisco interno de su rodilla izquierda. Ése fue el diagnóstico que hacía oficial el servicio médico del club rojiblanco a través de su jefe, el doctor José María Villalón sólo un par de horas después de que el italobrasileño abandonara la ciudad deportiva con evidentes gestos de dolor tras caer fulminado durante un lance del entrenamiento. Fue solo, en un giro de su cuerpo, cuando la pierna izquierda del ex barcelonista quedó clavada en el suelo y el jugador sintió un chasquido.
Motta fue atendido sobre el propio terreno de juego por los fisios y el médico, el propio García Pitarch se acercó hasta donde estaba tendido el jugador, y en un primer momento saltaron todas las alarmas. El fantasma de Maxi, Petrov, Valera planeó por el Cerro del Espino. La agonía fue a menos cuando el doctor Villalón, acompañado de Pedro Guillén, anunciaba en la clínica Cemtro que la lesión no afectaba a los ligamentos y que "esta lesión no ha tenido que ver con la que se produjo hace tres años en el Barcelona. Durante el reconocimiento médico, al que le sometimos antes de ficharle, no tenía ninguna lesión. Son gajes del oficio y ha tenido la mala suerte de producirse en la rodilla que le operaron hace unos años".
Antecedentes.
Pedro Guillén insistió en que "el jugador fue operado en el año 2005 de una rotura del ligamento cruzado, pero esa lesión no ha tenido nada que ver con la que se ha producido en el entrenamiento. Es una rotura muy pequeña. Le realizaremos una artroscopia. La parte positiva es que no se aprecia sangre en la rodilla del jugador. Creo que el jugador estará unas cuatro semanas de baja". Motta había comenzado a aclimatarse ya y, de hecho, Aguirre le hizo debutar oficialmente en Murcia el pasado domingo. El jugador estaba ansioso por entrar en la rutina semanal de partidos y entrenamientos con su nuevo club, después de unos meses de ostracismo en Barcelona y esto llega como un jarro de agua fría.
Esa rodilla, la izquierda, le ha dado ya algún quebradero de cabeza. La lesión que sufrió el 11 de septiembre de 2004 en un partido ante el Sevilla le obligó a someterse a una operación de reconstrucción del ligamento lateral interno y el cruzado anterior en Colorado, Estados Unidos, bajo la supervisión del Barcelona. No recibió el alta médica hasta abril de 2005.
Más lesiones.
Curiosamente, en la rodilla derecha ha sufrido también una dolencia muy parecida a la que tiene ahora en la izquierda. El 14 de enero de 2006, durante un entrenamiento con el Barcelona, se rompió el menisco interno lo que, como es de esperar también ahora, le tuvo fuera de los campos un mes.
Thiago Motta ha tenido muy mala suerte con las lesiones y pese a su juventud ha probado, lamentablemente, el amargo sabor de la inactividad durante demasiado tiempo. Ayer se le vio visiblemente preocupado en los primeros momentos, como se aprecia en las imágenes, aunque los galenos rojiblancos le fueron tranquilizando poco a poco y los fantasmas desaparecieron completamente tras contemplar el resultado de las pruebas en la clínica Cemtro.
