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Primera | Villarreal 0 - Real Madrid 5

El Madrid es un rayo

Recital de los blancos y exhibición de Sneijder, que marcó dos goles. El equipo de Schuster deslumbró por su velocidad. Raúl abrió el marcador

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<b>SNEIJDER ES PICHICHI</b>. Con los dos tantos de ayer Sneijder suma tres goles y ya es el Pichichi del campeonato. Además, es la sexta vez que el Madrid consigue un 0-5 en Liga. La última ocasión fue en la 95-96, en casa del Athletic. Sin embargo, la mayor goleada a domicilio fue en la 87-88 (1-7 ante el Zaragoza).
SNEIJDER ES PICHICHI. Con los dos tantos de ayer Sneijder suma tres goles y ya es el Pichichi del campeonato. Además, es la sexta vez que el Madrid consigue un 0-5 en Liga. La última ocasión fue en la 95-96, en casa del Athletic. Sin embargo, la mayor goleada a domicilio fue en la 87-88 (1-7 ante el Zaragoza).

Acertó Calderón cuando despidió a Capello. Acertó con Schuster y se acertó con los fichajes. Otro mundo era posible. El Madrid necesita de la excelencia tanto como de la victoria. Ahora lo tiene todo. El ángel y la espada. Eso exhibió en Villarreal: contundencia y fútbol, mucho de cada. El adversario era grande y el triunfo es gigante, porque incorpora valor, entusiasmo y ambición. Es muy temprano, pero el comienzo es inmejorable y descubre una estrella que no esperábamos: Wesley Sneijder. Sus pies son manos.

El Madrid se hizo con el partido a base de jugar al fútbol. No es que sobara el balón hasta borrarle la marca, porque la velocidad de los despliegues hace imposible que nadie se encariñe del balón. Es más bien que sus contragolpes terminaron por asustar al Villarreal, que había salido observando al rival por encima del hombro, seguro de sí mismo, y terminó mirándolo de reojo, desconfiado del viento. Con otros méritos por confirmar, el Madrid es un rayo, un equipo agresivo y vertical, una flecha.

Aunque la rapidez parte de un compromiso general que incluye a Casillas y sus saques de portería, Sneijder es un jugador clave en esas maniobras. Siguiendo con la idea de la flecha, él sería el arquero. El holandés es uno de esos futbolistas que ya tiene hechos los deberes cuando le llega el balón. En ese intervalo que va del pase del compañero al control propio, Sneijder ya ha oteado el horizonte y ha analizado las posiciones enemigas. Eso le hace ganar tiempo y posición, a la vez que le permite ajustar el sextante.

Luego, sus pases en largo (con las dos piernas) son prodigiosos y los agradece tanto Raúl como los hubiera agradecido Ronaldo, por citar a uno que se fue. Para un delantero esos balones que buscan la espalda de los centrales son una bendición, ya que le ahorran la mitad de trabajo.

La conexión entre Sneijder y Raúl dio sus frutos en los primeros minutos del partido, cuando el holandés disparó alto tras una dejada del capitán. Según fueron transcurriendo los minutos, las piezas encajaron mejor. Y eso que Sneijder siguió inclinado hacia la izquierda por exigencias del guión. La posición no le perjudica en exceso, porque los buenos futbolistas son incontenibles, pero no tuvo un efecto positivo sobre Drenthe; más bien al contrario. Sin campo por delante y obligado a defender, el ex jugador del Feyenoord se queda en casi nada. Cazorla no tardó en advertirlo e insistir por su banda.

El primer gol fue el enésimo viaje del cántaro a la fuente. Sneijder buscó a Raúl en largo y Cygan sólo pudo girarse para observar el vuelo de la pelota. Cuando volvió al mundo, el delantero ya había tocado lo suficiente para superar la salida de Viera. Raúl es tan valiente como aparenta y mucho más técnico de lo que parece.

Respuesta. La fortaleza del Villarreal se mide por los 38 minutos que resistió hasta el primer gol del Madrid. Y eso, visto el huracán que tenía enfrente, no es mal registro. El equipo de Pellegrini salió decidido y concentrado, y hasta probó la agilidad de Casillas en el primer minuto, con un disparo de Pires. Pero no hubo mucho más, si acaso un centro de Senna que no alcanzó por poco la melena de Fuentes.

Muy pronto, la organización sucumbió ante el talento. Y no apunto al talento salvaje, esa explosión de ingenio espontáneo que ya disfrutamos con los galácticos. Hablo en este caso de un talento con mapa y tuberías, que tiene como primer y último objetivo el gol, el primero y el quinto.

Si once futbolistas vulgares juegan al primer toque es fácil que se disimulen todas sus carencias y parezcan buenos. Pero si lo hacen once futbolistas excepcionales es seguro que se multiplicarán sus virtudes. Eso ocurre. La velocidad desarbola contrarios y marca un ritmo vertiginoso que no hay rival que lo resista.

El cambio no es fruto sólo del sistema. Schuster ha conseguido inculcar un sentido de la solidaridad muy poco frecuente en un equipo plagado de estrellas. La transformación se detecta especialmente en Robinho. No sorprende sólo su compromiso en defensa, maravilla todavía más su generosidad con sus compañeros cuando el propio Robinho tiene el balón. Después de dos años temimos que el individualismo fuera algo consustancial a su estilo y descubrimos ahora que nos encontramos ante un futbolista mucho más inteligente. Tal vez bastaba con dejarle pensar. O disfrutar.

Al poco tiempo de la reanudación, Sneijder zanjó la cuestión. La falta tenía la dificultad de la distancia y la inclinación, muy escorada hacia la izquierda, cerca del vértice. Pero el lanzamiento fue sublime, tan preciso que el balón tocó el palo vertical de la escuadra y se coló en la portería desafiando cualquier resistencia.

Pellegrini cambió jugadores a la desesperada, pero apenas logró cambiar nada. Con el Villarreal groggy, Van Nistelrooy consiguió el tercer tanto con esa torpeza que es mentira porque la pelota casi siempre acaba en gol. Es curioso cómo un jugador sin demasiada velocidad encaja tan perfectamente en el nuevo aire del equipo.

Schuster sorprendió entonces al cambiar a Raúl y dar entrada a Heinze. El movimiento (valiente) tenía una justificación táctica: probar al argentino en el lateral, centrar a Sneijder y adelantar a Drenthe. El dibujo prescindía del espíritu en favor de la geometría. Y el experimento resultó: en su primera intervención, Drenthe llegó hasta la línea de fondo y Van Nistelrooy no alcanzó su centro. Poco después, Sneijder marcó el cuarto con un disparo seco con el exterior del pie derecho.

Puestos a rastrear defectos, es verdad que el Madrid siguió adoleciendo de cierta fragilidad en el centro del campo, pero creo que Schuster tampoco buscaba corregir eso. Digamos que para él es un riesgo asumido y controlado, siempre y cuando el equipo tenga el balón. Y lo tiene. Y lo lanza.

A falta todavía de 18 minutos, Schuster relevó a Sneijder por Baptista, lo que se puede entender como un gesto de doble dirección: por un lado sirve de reconocimiento a la estrella del partido, y por otro, recupera moralmente a un futbolista al que se intentó traspasar hace tres días. Hasta en esos detalles, Schuster se comporta como un entrenador excelente, con un punto de sensibilidad imprescindible para manejar grupos.

El quinto gol lo marcó Guti, con un disparo desde la frontal, colocado y venenoso, muy Guti. Su confirmación como titular es otra buena noticia, justa y necesaria.

Había que verlo para creerlo. Después de 18 partidos invicto (16 victorias), el Villarreal perdía 0-5 en su estadio. Lo del Madrid también es inverosímil: después de una Liga entera y una pretemporada desnatada, el equipo gana como siempre y juega como nunca. Belleza, se llama. Y no derriba enemigos, los seduce.

El detalle: amarilla cruel a Sergio Ramos

Tras el 0-3, Ramos se levantó la camiseta y mostró otra en la que se leía: "Hermano Puerta, descansa en paz, nunca te olvidaremos". Medina Cantalejo, insensible, le amonestó.